Un grupo de hombres armados con fusiles automáticos llevó a cabo un violento tiroteo en una sala de conciertos a las afueras de Moscú el viernes. Varios decenas de personas perdieron la vida y más de un centenar resultaron heridas en este atentado, el cual fue reivindicado por el Estado Islámico.
Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), el saldo mortal preliminar fue de 40 personas, con 146 heridos, de los cuales aproximadamente 60 se encuentran en estado grave, según información de Sanidad.
Este ataque, que provocó alarma en Moscú en una tarde de viernes, es el primer acto terrorista grave en el país desde el inicio de la guerra en Ucrania hace más de dos años, y el más grande perpetrado en la capital rusa en más de una década.
Una abarrotada sala de conciertos
El tiroteo tuvo lugar alrededor de las 20:00 hora local en los prolegómenos de un concierto del grupo de rock Piknik en la sala de conciertos del centro comercial Crocus City Hall, ubicado en la ciudad de Krasnogorsk, al noroeste de Moscú.
Las imágenes de las cámaras de seguridad mostraron a al menos cuatro hombres vestidos con ropa de camuflaje, sin pasamontañas, comenzando a disparar al ingresar al centro comercial acristalado, que ha albergado actuaciones de grandes estrellas de la música desde 2009.
El ataque fue seguido por explosiones de bombas incendiarias, desencadenando un gran fuego que dificultó la evacuación de los asistentes al concierto. Los bomberos rescataron a más de cien personas desde la cubierta del edificio y continúan intentando apagar el incendio con la ayuda de helicópteros.
El Estado Islámico reclama responsabilidad, Ucrania se desliga
El grupo yihadista Estado Islámico se atribuyó el tiroteo, informando que atacaron a "una gran agrupación de cristianos" en Krasnogorsk y causaron daños y bajas antes de retirarse, según su órgano de propaganda Amaq.
Rusia ha iniciado la búsqueda de los terroristas, mientras que Ucrania negó tener relación con el incidente. El consejero del presidente ucraniano afirmó que su país "no tiene nada que ver con el tiroteo o las explosiones en Moscú".
Vladímir Putin ignoró advertencias de Occidente
Las Embajadas occidentales en Rusia habían advertido sobre posibles atentados terroristas una semana antes de las elecciones presidenciales de marzo. Las autoridades occidentales mencionaron planes inminentes de ataques extremistas en grandes concentraciones de personas, pero el presidente Putin desestimó estas alertas como chantajes y intentos de desestabilización.
El alcalde de Moscú canceló todas las actividades planificadas para el fin de semana como medida de precaución. Además, se reforzaron las medidas de seguridad en los principales puntos de la ciudad y en los aeropuertos ante posibles atentados.
Rusia exige una condena internacional
El Ministerio de Exteriores ruso llamó a la comunidad internacional a condenar firmemente el atentado, que calificaron como un "horrible crimen". A pesar de las tensiones existentes, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea emitieron declaraciones de consternación por el terrorismo. Sin embargo, la inteligencia militar ucraniana acusó al Kremlin de planear el ataque como un pretexto para intensificar la agresión contra Ucrania y justificar movilizaciones en Rusia.
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