miércoles, mayo 14, 2025
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Editoriales

¿Dónde Está Lo Humano, Señor Espaillat?

A veces, el silencio no es prudencia. A veces, el silencio es un grito ensordecedor de indiferencia. Y hoy, ese silencio pesa sobre los hombros de Antonio Espaillat, dueño del Jet Set, epicentro de una de las mayores tragedias en la historia reciente de R.D. Desde aquella fatídica noche, han pasado días de luto nacional, velorios colectivos, misas y homenajes espontáneos por parte de una sociedad dolida e indignada. Pero el nombre de Antonio Espaillat ha brillado por su ausencia. No ha visitado la zona cero. No ha llamado a las familias. No ha llorado con su gente ni ha rendido tributo a las vidas perdidas bajo su techo.

Nos dicen que sus abogados le han recomendado no exponerse, no aparecer, no comprometerse. Tal vez sea una estrategia para evitar que una declaración fuera de lugar complique su situación judicial. Pero hay algo que ningún manual de manejo de crisis, ningún bufete de abogados, y ningún cálculo de daños puede reparar: la ausencia de humanidad.

Porque hay cosas que no son negociables. Y una de ellas es el respeto por el dolor colectivo. No pedimos que se declare culpable —eso le corresponde a la justicia—. Lo que sí exigimos, como ciudadanos, como dolientes, como testigos, es que dé la cara. Que actúe como ser humano antes que como empresario blindado. Que mire a los ojos a las madres que perdieron a sus hijos. Que se acerque, aunque sea en silencio, a los altares improvisados donde arden las velas del duelo.

Paradójicamente, sí hubo espacio en su agenda para conceder una entrevista. Para mostrarse dispuesto a hablar… pero no a sentir. ¿Y entonces? ¿Dónde queda el compromiso moral? ¿Dónde está el Antonio Espaillat que tantos conocieron como referente del entretenimiento?

Este país ha sido generoso con quienes se levantan tras el error, pero impiadoso con los que se esconden tras el poder. No hay comunicador ni estratega de imagen que pueda construir humanidad donde no se ha sembrado empatía.

Señor Espaillat, si la estrategia legal le aconseja el silencio, escuche también a su conciencia. La justicia puede esperar. El dolor no. Dar la cara no lo hace culpable. Lo hace humano. Y esa es la única absolución que aún tiene a su alcance.

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