. A pesar de la prohibición del matrimonio infantil en 2021, el embarazo adolescente sigue siendo un problema significativo. En 2024, nacieron 137,946 niños en el país, de los cuales más de 19,800 partos (14.3%) fueron de madres adolescentes entre 15 y 19 años. La mayoría de los padres tenían entre 25 y 39 años, mostrando una diferencia de edad considerable con las madres jóvenes. En el grupo de madres menores de 15 años, hubo 585 partos, con padres predominantemente de 20 a 24 años. En el grupo de 15 a 19 años, se registraron más de 15,000 nacimientos, con padres principalmente de 20 a 34 años. Los padres menores de edad casi no existen, con solo dos casos registrados. Además, hay un número significativo de edades no declaradas de los padres: 283 en madres menores de 15 años y 3,808 en el grupo de 15 a 19 años. La antropóloga Tahira Vargas señala que estas uniones reflejan desigualdades de poder, falta de educación sexual y una cultura que normaliza las relaciones entre hombres adultos y menores, calificando estas relaciones como abuso sexual. Fuente: El Testigo){kind=link}
En el segundo semestre de 2025, se reportaron 7,035 embarazos en niñas, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE). A pesar de la prohibición del matrimonio infantil en 2021, el embarazo adolescente sigue siendo un problema significativo.
En 2024, nacieron 137,946 niños en el país, de los cuales más de 19,800 partos (14.3%) fueron de madres adolescentes entre 15 y 19 años. La mayoría de los padres tenían entre 25 y 39 años, mostrando una diferencia de edad considerable con las madres jóvenes.
En el grupo de madres menores de 15 años, hubo 585 partos, con padres predominantemente de 20 a 24 años. En el grupo de 15 a 19 años, se registraron más de 15,000 nacimientos, con padres principalmente de 20 a 34 años. Los padres menores de edad casi no existen, con solo dos casos registrados.
Además, hay un número significativo de edades no declaradas de los padres: 283 en madres menores de 15 años y 3,808 en el grupo de 15 a 19 años.
La antropóloga Tahira Vargas señala que estas uniones reflejan desigualdades de poder, falta de educación sexual y una cultura que normaliza las relaciones entre hombres adultos y menores, calificando estas relaciones como abuso sexual.
Fuente: El Testigo
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