Las microempresas tienen un gran peso en el tejido productivo de la República Dominicana: representan el 94.2 % de las micro, pequeñas y medianas empresas en el país y contribuyen hasta el 20 % del producto interno bruto, según el Banco Central de la República Dominicana.
A falta de siete años para la celebración del Día Internacional de las Microempresas y de las Pequeñas y Medianas Empresas, una fecha conmemorada por las Naciones Unidas cada 27 de junio para destacar la importancia de estos negocios en las economías, las mipymes dominicanas todavía enfrentan desafíos como la informalidad, la baja bancarización y la dependencia del efectivo en un entorno cada vez más digital.
En medio de debates sobre una posible reforma fiscal, simplificar el sistema tributario podría incentivar a los propietarios de estos negocios a formalizarse, según analiza Andrés Bordas, quien considera que hay muchas oportunidades para fortalecer este sector productivo.
- “Esperamos una reforma fiscal que fomente la formalidad (…), que simplifique el proceso y motive a la gente a formalizarse. No debemos exigirle mucho a quienes no pagan impuestos desde un inicio”, señaló el banquero, actual presidente del Banco Ademi, una institución financiera que se ha enfocado en brindar apoyo financiero a este segmento de mercado.
Porcentaje de la cartera de préstamos del Banco Ademi con montos menores a 100,000 pesos.
En una entrevista concedida a Diario Libre, Bordas mencionó las contribuciones de la entidad financiera a la bancarización de este segmento. Destacó que el Estado podría aprovechar esta situación para crear condiciones más favorables para los microempresarios y las mipymes en general.
Entre estas medidas, se encuentra la eliminación de impuestos disruptivos, como el 0.15 % retenido en cada transferencia bancaria, la promoción de pagos electrónicos en este sector y la flexibilización de la facturación en la medida de lo posible.
Además, señaló que hay aspectos que deben mejorarse para impactar positivamente en la estabilidad financiera de estos dueños de negocios, como tener un acceso más amplio a una vivienda formal.
Destacó que para aquellos que dirigen un pequeño negocio, su vivienda es fundamental para construir su patrimonio, por lo que deben contar con hogares resistentes a los fenómenos climáticos.
Bordas también reconoció el papel de la banca privada en promover, a través de su labor diaria y programas educativos, la inclusión financiera. “Realmente queremos que la base de la pirámide, es decir, los microempresarios, reciban un servicio de calidad”, enfatizó.
“Cómodos con la informalidad”
Como una institución financiera centrada en las microempresas, y con 74 sucursales en 28 provincias, el Banco Ademi ha establecido una estructura de trabajo que ha facilitado a muchos propietarios de negocios tener su primer contacto con la banca formal y desarrollar un historial crediticio por primera vez.
El seguimiento que realizan más de 500 oficiales a sus clientes a lo largo de su compromiso financiero, y las actividades de educación financiera que llevan a cabo en todo el país, permiten al banco comprender mejor a sus clientes y prevenir que los microempresarios caigan en la sobre-endeudamiento, lo que hace que el banco se sienta “muy cómodo” trabajando con clientes informales.
Como prueba de ello, Bordas mencionó que la tasa de morosidad de sus clientes ronda el 2 %.
Ponderación
Hasta mayo de este año, la cartera de préstamos del Banco Ademi alcanzó los 15,122.3 millones de pesos, de los cuales el 67.64 % se concentra en los microempresarios; un 24.86 % de estos préstamos son inferiores a los 100,000 pesos.
Sin embargo, Bordas aclaró que Ademi ofrece préstamos destinados a mejorar las viviendas de los propietarios de pequeños negocios y recursos para la educación de sus hijos, lo que hace que los microempresarios representen “hasta un 80 % de la cartera”.
Dado que muchos usuarios no tienen garantías, Ademi requiere un fiador y analiza el entorno de su cliente para recopilar información no financiera que pueda servir como aval para otorgarle un crédito.
“Nosotros nos acercamos al cliente. Conocemos su negocio, solicitamos una contabilidad organizada de un oficial que ayuda al cliente a documentarse un poco. Una agenda; esos son los primeros pasos. Sobre esa base tomamos decisiones crediticias, siempre procurando proteger al cliente en sus primeras interacciones con el sistema financiero formal”, explicó el ejecutivo.
Una vez analizado el perfil, el banco puede tomar hasta 48 horas para aprobar el préstamo.
El presidente del Banco Ademi señaló que los prestamistas informales son su principal competencia en el segmento de microempresas, debido a la confianza que generan y la rapidez con la que proporcionan efectivo, la forma de intercambio más común entre los microempresarios.
Sin embargo, explicó que esto se debe a la falta de conciencia
Fuente: Diario Libre
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