El sol de invierno calienta a los vendedores y guías que esperan turistas en la gran explanada del barrio de Kliptown. Fue aquí, en Soweto, donde el partido ANC y sus aliados adoptaron en 1955 la Carta de la Libertad: en ella se establecían una serie de principios para instaurar una Sudáfrica democrática, una vez desmantelado el sistema del apartheid.
Thabo ofrece visitas guiadas al lugar a los pocos turistas que se aventuran en el township. Se sabe de memoria los distintos párrafos de la Carta grabados en el monumento, como “todos los grupos nacionales deben tener los mismos derechos” y “la tierra debe repartirse entre quienes la trabajan”. “Pero mira, esto es Kliptown, y aquí la vivienda informal es mayoritaria", se lamenta. “El CNA ha roto el corazón de la gente”, agrega
“Lo digo probablemente por mi edad, ya que yo no pasé por lo mismo que mi abuela", admite esta enérgica mujer de 32 años. “Pero tengo la impresión de que a nadie le importa, y entre los que vienen aquí a hacer campaña, la gente solo mira por sus propios intereses”, afirma.
Thandi, que vende ropa de segunda mano en un mercado cubierto a la vuelta de la esquina, quiere creer en el cambio: “En 30 años no he visto ningún cambio, así que espero que mi voto haga que las cosas cambien”. Sus escasos ingresos mantienen a toda su familia, mientras que sus dos hijos están desempleados. Es la primera vez que no votaré al ANC", añade esta mujer de 53 años. “Quizá pruebe con la Alianza Democrática”, aventura.
Robinson no se resigna a esta elección. A falta de una palabra mejor, el sexagenario quiere seguir teniendo fe en el CNA: “Dicen que están limpiando el partido porque había demasiada corrupción. Si realmente lo hacen, todo irá bien. Un nuevo partido tardaría otros 30 años en reconstruirse”. A pesar de su decepción por el desempleo, que afecta al 32.9% de la población, el pensionista no está aún dispuesto a dar la espalda al partido que apoya desde 1994: “Creo que han comprendido sus errores y van a corregirlos”, dice.
Esta opinión coincide con el análisis del politólogo Michael Braun: “Mucha gente dirá que le interesan los otros partidos, pero que primero quiere ver cómo consiguen algo. De lo contrario, tendrán la tentación de abstenerse, o de seguir votando al ANC por los progresos que ha realizado”.
En Cape Town, ganar el voto mestizo
El tráfico se alterna en la pequeña carretera que atraviesa el barrio de Leonsdale, en Ciudad del Cabo. Es por una buena causa: se está esparciendo betún para rellenar los baches. La suerte ha querido que el alcalde de Ciudad del Cabo esté haciendo campaña en la zona por la Alianza Democrática (DA). El segundo partido de la oposición del país está en el poder tanto en la alcaldía como en la provincia.
Geordin Hill-Lewis se encuentra aquí en terreno conquistado. La comunidad mestiza (llamada “de color” por los lugareños) vota masivamente a la DA y él quiere asegurarse de que siga siendo así. Si quiere amenazar al ANC a escala nacional, necesita un buen resultado en la provincia de Cabo Occidental. Pero Geordin Hill-Lewis teme el ascenso de la Alianza Patriótica (AP), un partido que se dirige a los decepcionados por sus políticas, entre la comunidad mestiza. “Es nuestra mayor amenaza en la provincia, menos en la ciudad”, dice el alcalde.
Sin embargo, fue Ciudad del Cabo y el estadio Athlone el lugar elegido por la Alianza Patriótica para su último gran mitin político. El estadio está abarrotado de gente desilusionada con el partido en el poder en la provincia. Sienten que su comunidad, que sufre prejuicios relacionados con las bandas y las drogas, ha sido olvidada. “El DA solo se ocupa de los suyos: los ricos. Pero como ha dicho McKenzie, va a volver a sentar a los mestizos a la mesa", espera Shawn Cogill.
La comunidad mestiza es la población más numerosa de Cabo Occidental y una erosión del voto entre esta base electoral, en beneficio de la Alianza Patriótica, es motivo de preocupación para la Alianza Democrática. “Se dirigen a las comunidades vulnerables y hacen enormes promesas que suenan bien, pero que no son realizables
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