sábado, junio 21, 2025
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Editoriales

No fue un desayuno, fue un mensaje

Hay desayunos que se hacen en silencio, y hay otros que hablan por sí solos. El que protagonizaron Carolina Mejía y Yayo Sanz Lovatón pertenece al segundo grupo. No fue una reunión cualquiera: fue un acto cuidadosamente calculado, un mensaje cifrado dirigido a las entrañas del PRM. En tiempos donde las precandidaturas aún no se han oficializado, los gestos importan. Y este, en particular, dijo mucho más de lo que se quiso admitir.

La escena es clara: dos figuras con aspiraciones presidenciales, sonrisas bien servidas, un ambiente de camaradería, y una foto que no tarda en circular. No fue un simple “vamos a desayunar”. Fue un “estamos aquí, juntos, y venimos a marcar territorio”.

El trasfondo es aún más revelador. En las internas del PRM, se perfilan dos grandes polos: Carolina Mejía, con su apellido y su cercanía al poder institucional, y David Collado, con su narrativa de gestión y su despliegue mediático. El desayuno de Carolina y Yayo no es una alianza formal, pero sí un ensayo de convergencia. Una forma de medir reacciones, de enviar señales al liderazgo del partido, y sobre todo, de recordarle a Collado que la carrera interna no será en solitario.

Este gesto provoca una respuesta casi obligada. El equipo de David tomará nota, ajustará piezas, buscará contrarrestar el mensaje. ¿Cómo? Con sus propios gestos, sus propias fotos, sus propios desayunos. Porque en política, la pasividad no es una opción. Menos aún cuando el silencio está lleno de palabras. El PRM, aunque aún gobierna, ya entró en modo sucesión. Y en ese juego, hasta el café se sirve con estrategia.

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