A sus 18 años, casi 19, Mirla (nombre ficticio) se enfrentó a una de las experiencias más traumáticas de su vida. Su relato, revela la complejidad emocional como consecuencia de un aborto.
“Me dio una pastilla para abortar, estoy segura, quien en ese momento era mi pareja”, inicia Mirla, recordando el día en que su vida cambió drásticamente.
El día en cuestión, Mirla había acudido a su ginecólogo y se realizó varios estudios, tenía 11 semanas de embarazo. Todo parecía estar bien, y no había señales de que debiera preocuparse. Sin embargo, esa tranquilidad se desmoronó poco después.
“Ese día llegué a casa del médico, tenía mucho sueño y me recosté, era en la tardecita. Recuerdo que tenía alarmas en el celular para tomarme los medicamentos. Al despertar por la alarma, sentí que él (su pareja) ya estaba en la casa. Le llamé para que, por favor, me pasara agua y las pastillas”, relata Mirla, con la voz quebrada.
La habitación estaba a oscuras, la única luz provenía de la sala, donde su pareja se encontraba. El entró con el agua y se acercó al gavetero donde Mirla tenía sus medicamentos organizados. Sin levantar sospecha, tomó las pastillas de su estuche y se las entregó. “Me trajo todas las pastillas, tres específicamente, fuera de su estuche, del blíster. Como era mi pareja, no desconfié. Me tomé las pastillas y volví a recostarme”, explica.
Varias horas después, Mirla comenzó a sentir un dolor abdominal insoportable, deseos de evacuar y mareos. “Me paré como pude al baño, porque me sentía muy húmeda en mi parte íntima. Al llegar al baño, vi que había comenzado a manchar”, dice, visiblemente afectada por el recuerdo.
Inmediatamente, le avisó a su pareja, quien la llevó rápidamente a la clínica, donde le realizaron un legrado para limpiar su útero.
Nunca supo con certeza qué causó la pérdida de la criatura que esperaba. Aunque confrontó a su pareja, él siempre negó cualquier implicación. “Cuando le conté a mi pareja que estaba embarazada, no lo tomó bien al principio, pero con el tiempo, supuestamente, lo aceptó y todo comenzó a fluir bien”, recuerda Mirla. A pesar de este supuesto cambio de actitud, el desenlace fue devastador.
Mirla ya tenía una niña de una relación anterior y enfrentó esta pérdida con un dolor profundo. “Ese día casi pierdo la vida, pero también la mitad de mi alma”, dice, con un tono de tristeza y resignación.
Aborto espontaneo
Los abortos, también pueden ser espontáneos. Laura, una joven de 24 años, había comenzado a experimentar síntomas que la llevaron a descubrir que estaba embarazada. Tras presentar náuseas, mareos y un atraso en su ciclo menstrual se decidió a hacerse una prueba de embarazo. Pero lo que parecía ser una nueva etapa en su vida se convirtió en una experiencia dolorosa y traumática.
“Me di cuenta del embarazo porque empecé a sentir náuseas y algunos mareos, además de que mi ciclo mensual se retrasó. Decidí hacerme una prueba y resultó positiva”, relata Laura, con un tono de melancolía.
El embarazo, sin embargo, no fue como Laura lo había imaginado. Desde el principio, las dificultades comenzaron a acumularse. “Fue un proceso difícil, porque no fue un embarazo normal. Me sofocaba mucho, más de lo que esperaba, y mientras más crecía mi barriga, peor me sentía. A los cuatro meses de embarazo, lo perdí”, explica.
El diagnóstico fue devastador. Los médicos le informaron que había sufrido un embarazo molar, una complicación rara y grave que puede resultar en la pérdida del bebé. “Los doctores solo me dijeron que fue un embarazo molar con muchas complicaciones, incluyendo preeclampsia. Es un tipo de embarazo donde lamentablemente el bebé no sobrevive”, narró Laura con tono de tristeza.
El impacto emocional fue profundo.
La tristeza y el dolor de perder a su hijo se vieron agravados por el proceso físico y emocional que enfrentó.
El aborto espontáneo dejó secuelas más allá del dolor inmediato. “Pienso que el impacto a nivel psicológico fue enorme. Fue un proceso muy difícil para mí, donde me vi al borde de la muerte. Mi mayor miedo ahora es que si llego a salir embarazada nuevamente, me pueda pasar lo mismo”, afirmó.
El embarazo molar, que afecta a una de cada 1,000 mujeres, no tiene causas claras y a menudo es un golpe inesperado. Laura aún no sabe por qué le ocurrió. “Para un embarazo molar creo que no hay motivos ni causas evidentes. Nunca supe por qué me pasó eso”, reflexiona.
Estadísticas
Según el Repositorio de Información y Estadística de Servicios de Salud (RIEES), entre enero y julio de 2024 se registraron 459 abortos en las provincias de la región Este.
En materia de salud, el Este es conocido como la Región V, que incluye La Romana, la provincia con la mayor cantidad de abortos de la zona (201).
De estos, 148 se han registrado en el hospital Francisco A. Gonzalbo y 53 en el hospital de Villa Hermosa; mientras que en el centro de Guaymate no se han registrado abortos hasta el momento.
Por otro lado, La Altagracia presenta 132 abortos: 67 en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, 52 en el hospital de Verón y 13 en el hospital Evangelina Perozo, ubicado en San Rafael del Yuma.
San Pedro de Macorís registra 70 abortos, todos en el hospital Dr. Antonio Musa, mientras que Hato Mayor presenta 66 abortos, todos en el Hospital Leopoldo Martínez. En El Seibo no se han registrado abortos durante los meses de enero a julio.
Cabe destacar que los datos aportados por el RIEES no detallan las características ni las circunstancias en las que se produjeron los abortos durante esos meses.
Cifras de Salud Pública y el RIEES no coinciden
Los datos publicados en el portal web del Ministerio de Salud Pública y los reportados por el Repositorio de Información y Estadística de Servicios de Salud (RIEES) no coinciden en cuanto a la cantidad de abortos en la región V, debido a que una entidad presenta datos de enero a julio y la otra de enero a junio.
Según las estadísticas del portal de transparencia de Salud Pública, entre enero y marzo se produjeron 140 abortos en esta área del país, y entre abril y junio se registraron 265, para un total de 405.
Detalles de abortos por edad
Durante los primeros tres meses del año 2024, Salud Pública registró en la región V un total de 140 abortos. A continuación el detalle por edad.
- Grupo de menos de 15 años (1)
- Grupo de 15 a 19 años (29)
- Grupo de 20 a 24 años (51)
- Grupo de 25 a 29 años (24)
- Grupo de 30 a 34 años (20)
- Grupo de 35 a 39 años (11)
- Grupo de 40 a 44 años (4)
Entre abril y junio de 2024 se practicaron 265 abortos.
- Grupo de menos de 15 año (20)
- Grupo de 15 a 19 años (42)
- Grupo de 20 a 24 años (79)
- Grupo de 25 a 29 años (61)
- Grupo de 30 a 34 años (37)
- Grupo de 35 a 39 años (21)
- Grupo de 40 a 44 años (5)
Causas y consecuencias del aborto
Para la ginecóloga obstetra Jessica Mercedes, el aborto se define como la interrupción del embarazo antes de que el feto pueda sobrevivir fuera del útero. Puede ocurrir de manera espontánea (abortos espontáneos) o ser inducido deliberadamente por intervención médica.
La especialista explicó que las causas del aborto pueden ser variadas y, en algunos casos, desconocidas. Entre las causas identificables se encuentran deficiencias hormonales, anomalías anatómicas como deformaciones en el útero, e incompetencia del cuello uterino, que puede ser muy corto y dilatarse o abrirse prematuramente.
Asimismo, las causas directas pueden incluir accidentes, como caídas o golpes en el área pélvica, que también pueden desencadenar un aborto.
Mercedes aclaró que un aborto espontáneo ocurre cuando el cuello del útero se abre y expulsa un feto o embrión. En contraste, un aborto inducido se realiza mediante medicamentos si la paciente decide no continuar con la concepción.
Desde el punto de vista ginecológico, las consecuencias del aborto pueden incluir el aborto séptico, donde los restos del embarazo quedan en el útero y pueden causar una infección generalizada.
“También puede presentarse el síndrome de Mondor, un cuadro toxémico-hemolítico que puede surgir después de un aborto inducido o espontáneo. Otras complicaciones incluyen hemorragias, que son una de las principales causas de muerte asociadas a abortos inducidos”, explicó la especialista.
En relación con el embarazo molar, la doctora explicó que se trata de una hiperproducción de beta-hCG, una hormona esencial para el mantenimiento del embarazo.
“Cuando hay una hiperproducción de esta hormona, no se produce un desarrollo embrionario normal. En lugar de un embrión, se forman vesículas, y el embarazo no es viable”, señaló.
Mercedes también advirtió que los abortos repetidos pueden llevar a que una paciente se convierta en una abortadora habitual, con un mayor riesgo de abortos espontáneos en el futuro.
Recomendó a todas las mujeres que han sufrido abortos, tanto mayores como menores de edad, realizarse un chequeo ginecológico de rutina, un control sonográfico y asistir a una consulta antes de intentar concebir nuevamente, para minimizar el riesgo de futuros abortos.
Fuente: Diario Libre
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.