El agente Scott Boras se defendió a sí mismo y al liderazgo de la Asociación de Jugadores de las Grandes Ligas contra un bando que presiona para reemplazar al principal negociador del gremio.
En declaraciones dadas el miércoles después de una conferencia de prensa de los Gigantes de San Francisco para presentar a Blake Snell, uno de sus clientes, Boras expresó: “Cuando tienes a gente sin experiencia que no ha estado haciendo esto durante mucho tiempo, realizan comentarios que simplemente no están respaldados por los hechos”.
En una reunión virtual el lunes, los jugadores instaron al director ejecutivo del sindicato, Tony Clark, a destituir al subdirector ejecutivo, Bruce Meyer, quien lideró las conversaciones para el convenio colectivo de 2022.
Algunos miembros que desean el cambio sugieren reemplazar a Meyer por Harry Marino, quien jugó un papel crucial en sindicalizar a los jugadores de las ligas menores y unirlos a la asociación de jugadores en 2022. A pesar de que Marino contribuyó al primer acuerdo laboral de las ligas menores con las Grandes Ligas, dejó su cargo en julio pasado.
Marino afirmó que los jugadores que apoyan su nombramiento desean una unión que refleje la voluntad de la mayoría y cuestionó la defensa de Boras hacia Clark y Meyer, mencionando que Boras ha enriquecido a los jugadores más ricos del juego.
Por otro lado, Boras respaldó a los líderes del sindicato y señaló que jugadores veteranos que han batallado en múltiples convenios colectivos no han respaldado este movimiento.
Tras la entrada de los jugadores de las menores a la asociación de jugadores de las mayores, se reestructuró el comité ejecutivo para incluir a 38 jugadores con contratos en las Grandes Ligas y 34 con contratos en las ligas menores. Las decisiones del comité ejecutivo se toman por mayoría y son responsables de contratar al director ejecutivo y su equipo de trabajo.
Algunos jugadores han expresado inquietud por el bajo gasto de los clubes durante la temporada baja. Algunos equipos han reducido sus gastos debido a la elevada tasa de lujo en las nóminas y la crisis en los medios de comunicación deportivos regionales tras la bancarrota de Diamond Sports’ Bally Network.
“Todos nuestros modelos predicen una calma en el mercado tras estos recortes de gastos”, dijo Boras. “En un periodo de cinco años, veremos cómo los propietarios manejan estas consideraciones financieras”.
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