En las últimas 48 horas, se han registrado disturbios sin precedentes en la isla francesa de Nueva Caledonia en el Pacífico. Estos disturbios surgieron como resultado de una reforma constitucional que abrió el electorado, medida aprobada por la Asamblea Nacional y rechazada por los separatistas por temor a una "recolonización" del archipiélago. Las manifestaciones que comenzaron el pasado lunes han dejado tres víctimas mortales según fuentes del Elíseo, lo que llevó al presidente Emmanuel Macron a declarar el estado de emergencia en la isla.
El miércoles, Nueva Caledonia amaneció tras una segunda noche de disturbios, con la capital y sus alrededores preparándose para otra jornada difícil. La violencia y la protesta de los opositores a la reforma constitucional han generado caos y preocupación tanto entre la población como en las autoridades locales.
Ante este panorama, la presidenta de la Provincia Sur, Sonia Backès, ha solicitado la intervención del ejército y la policía para controlar la situación, advirtiendo que de lo contrario se perderá el control de la isla.
"Hoy decimos no al deshielo del electorado"
Desde el inicio de los disturbios, se han reportado cientos de heridos, incluyendo más de un centenar de agentes de policía. Los opositores a la reforma constitucional argumentan que abrir el electorado podría llevar a una recolonización de la isla, lo que ha generado tensiones y protestas en Nueva Caledonia.
Los llamados a la calma se han multiplicado, pero los actos de vandalismo y violencia continúan, incluso con la implementación de un toque de queda en la zona de Numea. La situación se ha tornado aún más grave con la muerte de tres personas durante los enfrentamientos.
Los habitantes organizan su autodefensa
Ante la falta de control por parte de las autoridades, los residentes han decidido organizarse para proteger sus propiedades, llegando incluso a levantar barricadas en los accesos a las zonas residenciales. Muchos de ellos se han armado en un intento de mantener la seguridad.
Se han enviado refuerzos desde Francia para intentar contener la violencia, pero la presencia de jóvenes alborotadores dificulta la calma en la isla. El temor a un estancamiento en la situación ha llevado a movilizar diferentes unidades policiales y militares en un intento por restablecer el orden en Nueva Caledonia.
Tras la aprobación de la reforma constitucional por la Asamblea Nacional, aún queda por reunir votos en el Congreso en Versalles. El presidente Emmanuel Macron ha condenado la violencia y llamado a la calma, indicando que el Congreso se reunirá antes de finales de junio si no se llega a un acuerdo alternativo entre separatistas y leales en Nueva Caledonia.
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