Las interrogantes sobre la posibilidad de lograr un alto al fuego entre Israel y el movimiento islámico palestino Hamás en Gaza se han intensificado este lunes, tres días después de que el presidente estadounidense presentara un plan para poner fin a casi ocho meses de guerra.
Desde la Casa Blanca, el mandatario Joe Biden reveló el viernes un plan israelí de tres fases que pondría fin al conflicto, liberaría a todos los rehenes y conduciría a la reconstrucción del devastado territorio palestino sin que Hamás, que lo gobierna desde 2007, esté en el poder.
A pesar de ello, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que Israel continuará con su ofensiva desencadenada por el ataque de Hamás el 7 de octubre hasta lograr "todos sus objetivos", incluida la destrucción de las capacidades militares y de gobierno del grupo islamista.
Los medios de comunicación israelíes han cuestionado si el discurso de Biden y algunos detalles clave se coordinaron con el equipo de Netanyahu, como la duración de la tregua y el número de rehenes liberados.
Mediadores en la guerra como Catar, Estados Unidos y Egipto, instaron el sábado a Hamás y a Israel a "finalizar el acuerdo que incorpora los principios delineados por el presidente Joe Biden".
El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, felicitó el domingo por teléfono al ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, por el plan y afirmó que era responsabilidad de Hamás aceptarlo, según el Departamento de Estado.
Intensos combates
Los bombardeos y los enfrentamientos no cesan en Gaza, donde la mayoría de sus 2.4 millones de habitantes se han visto desplazados y donde las organizaciones humanitarias advierten del peligro de hambruna.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando comandos de Hamás mataron a 1,189 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los milicianos también secuestraron a 252 personas. Israel afirma que 121 siguen cautivos en Gaza, de los cuales 37 habrían fallecido..
En respuesta, Israel prometió "aniquilar" a Hamás y lanzó una ofensiva aérea y terrestre que ha dejado hasta el momento 36,439 muertos en Gaza, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.
Al menos 19 personas murieron en bombardeos durante la madrugada en el asediado territorio, según los hospitales.
El ejército israelí afirmó el lunes que sus fuerzas habían impactado a "más de 50 objetivos en Gaza" en los últimos días.
Según la ONU, más de 137,000 edificios han sido destruidos o dañados desde el inicio del conflicto, equivalente al 55% de las estructuras de Gaza.
Los combates se centran actualmente en Rafah, la ciudad del extremo sur del territorio que, según el ejército israelí, alberga los "últimos batallones" de Hamás, catalogado como organización "terrorista" por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea.
El ejército israelí lanzó una ofensiva contra esta localidad fronteriza con Egipto el 7 de mayo, provocando la huida de cerca de un millón de palestinos, según la ONU.
Netanyahu bajo presión
En Israel, Netanyahu, al frente de un frágil gobierno de coalición descrito como el más derechista de la historia del país, enfrenta crecientes presiones.
Familiares de los rehenes se han manifestado a favor de un alto al fuego, pero los aliados de extrema derecha de Netanyahu amenazan con derribar el gobierno si se lleva a cabo.
Según Biden, la propuesta de Israel comenzaría con una fase de seis semanas que incluiría la retirada de tropas israelíes de las áreas pobladas de Gaza y un intercambio de rehenes por presos palestinos.
Ambas partes negociarían entonces un alto al fuego duradero, que continuaría mientras duren las negociaciones. Netanyahu subrayó, sin embargo, que la "destrucción" de Hamás era parte del plan propuesto por Biden.
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