La refinería de Curazao ha reabierto sus puertas después de cinco años de cierre, con la expectativa de recibir suministros de petróleo de Venezuela gracias a la flexibilización de las sanciones por parte de Estados Unidos. Sin embargo, esta situación podría cambiar en un plazo de dos semanas.
Ubicada a unos 100 kilómetros de las costas venezolanas, esta refinería depende históricamente del crudo pesado del país caribeño, operando bajo la gestión de la estatal PDVSA por más de tres décadas.
Las negociaciones para atraer inversores extranjeros que ayuden en la reactivación de la Refinería di Korsou (RdK) se han visto afectadas por las sanciones impuestas a Venezuela. Su director, Patrick Newton, afirmó que la refinería siempre ha estado diseñada para procesar el crudo venezolano.
A pesar de ser poseedor de las mayores reservas probadas de petróleo a nivel mundial, Venezuela ha reducido su producción diaria a unos 800,000 barriles, una cuarta parte de lo que solía producir hace más de una década.
La incertidumbre se centra en las próximas elecciones presidenciales venezolanas, ya que Estados Unidos amenaza con imponer nuevamente sanciones si considera que las condiciones no son justas.
La reanudación de operaciones de la refinería se ve como un movimiento estratégico a nivel regional, ya que Curazao pretende restablecer su papel como punto de tránsito de crudo y combustibles en el Caribe hacia mercados internacionales.
Además, la refinería busca expandir sus actividades al firmar acuerdos con empresas como Global Oil para producir asfalto y exportarlo a Estados Unidos. También han establecido vínculos con Oryx Petroleum de Catar para trabajar con petróleo venezolano en un futuro.
Petróleo por deuda
La refinería de Curazao solía ser operada por PDVSA hasta 2019 y ha llegado a un acuerdo con la estatal venezolana para saldar una deuda de 450 millones de dólares con envíos de crudo. Este convenio coincide con la resolución de diferencias diplomáticas que mantuvieron cerradas las fronteras entre Venezuela y Curazao.
Con dificultades financieras y una deuda estimada en 15,000 millones de dólares, PDVSA busca saldar sus compromisos con petróleo, una estrategia que ha utilizado anteriormente con otras compañías internacionales.
Los curazoleños celebran este reencuentro con sus "hermanos venezolanos" y PDVSA, buscando fortalecer sus lazos y colaboración en el sector energético.
"Plan B, C y D"
La refinería de Curazao se está preparando para producir asfalto y explorar opciones de energía sostenible, con acuerdos firmados con diversas empresas internacionales. A pesar de la incertidumbre con las sanciones, están mirando hacia el futuro con estrategias alternativas para mantener sus operaciones.
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