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Controlan enfermedad que pone en peligro a los anfibios a nivel global

Un grupo de científicos ha logrado por primera vez controlar una enfermedad que pone en peligro a las poblaciones de anfibios a nivel global. Han logrado esto mediante la aplicación de un producto directamente en el agua, sin necesidad de sacar a los animales de su entorno natural.

Expertos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), ambos pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, han confirmado que el fungicida agrícola utilizado para tratar la quitridiomicosis en el agua donde habitan los anfibios no afecta negativamente la química ni la biología del agua.

La quitridiomicosis es una enfermedad causada por un hongo que afecta la piel de los anfibios, impidiendo la regulación adecuada del agua y los electrolitos, lo que puede llevar a problemas cardíacos en los animales.

Este hongo se encuentra en todo el mundo y ha contribuido al declive y extinción de varias especies de ranas, sapos, tritones y otros anfibios. Se propaga de un animal a otro de forma rápida, causando altas tasas de mortalidad en muchas especies.

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Anteriormente, un equipo liderado por el investigador Jaime Bosch del IMIB había tenido éxito en el tratamiento de poblaciones de "sapo partero balear" en Mallorca, pero era necesario sacar a los animales del agua y vaciarla antes de aplicar el tratamiento, lo que resultaba costoso.

En esta ocasión, los investigadores trabajaron con poblaciones de "sapo partero bético", una especie endémica de la cordillera bética al sureste de la península ibérica.

Jaime Bosch mencionó que los anfibios son el grupo animal más amenazado del planeta, principalmente por la pérdida de hábitats y la incidencia de la quitridiomicosis. Destacó la importancia de haber eliminado el hongo sin necesidad de retirar a los animales del ambiente natural.

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El equipo de investigación ha utilizado un fungicida agrario llamado "tebuconazol" para tratar las aguas infectadas donde habita el "sapo partero bético", una especie muy sensible a la enfermedad.

Esta especie se encuentra en peligro según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, debido a la disminución de su población. Con dos aplicaciones del fungicida, se logró reducir la carga infecciosa de los animales en la mayoría de las aguas tratadas, manteniendo la desinfección en seis de los diez puntos incluso después de dos años.

Barbora Thumsová, investigadora del MNCN-CSIC, mencionó que aunque el uso de químicos en la naturaleza no es ideal, en situaciones críticas como la de los anfibios amenazados, es necesario intervenir de manera efectiva en las poblaciones en riesgo.

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