En el año 2023, las autoridades belgas encargadas de combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo remitieron a la justicia del país transacciones sospechosas por un valor récord de 2,427 millones de euros, vinculadas al aumento del tráfico de drogas.
La Célula de Tratamiento de Informaciones Fiscales (CTIF) recibió 63,753 nuevas declaraciones de transacciones sospechosas el año pasado, un 48% más que en 2022, procedentes principalmente de los bancos. Solo 1,316 de estas operaciones, por un valor total de 2,427 millones de euros, llegaron a los tribunales, un incremento del 50% con respecto al año previo.
La mayor parte del monto sospechoso de blanqueo (1,178 millones) estuvo relacionado con casos de fraude fiscal grave y operaciones del crimen organizado. Las autoridades belgas están preocupadas especialmente por el aumento del tráfico de drogas en el país y la violencia asociada, así como por el uso de blanqueadores profesionales para lavar el dinero proveniente de estas actividades ilícitas.
El tráfico internacional de estupefacientes ha ido en aumento en Bélgica en los últimos años, generando violencia, corrupción y otros problemas sociales. En particular, el tráfico de drogas es una de las principales amenazas en términos de blanqueo, ya que el país es tanto un punto de importación de cocaína en Europa como un lugar de producción y tránsito de drogas sintéticas y cannabis.
Para hacer frente a esta situación, se han aprobado nuevas normas de la UE contra el blanqueo de capitales, que entrarán en vigor en 2027. Además, en 2025 comenzará a operar la Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales en Fráncfort, con la misión de supervisar los riesgos en las grandes entidades financieras.
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