El telescopio espacial europeo Euclid ha identificado siete nuevos planetas huérfanos, que son mundos solitarios que se desplazan por el espacio interestelar sin estar vinculados a ninguna estrella.
Estos planetas carecen de ciclo de día y noche, así como de meses y años, a diferencia de la Tierra. A pesar de esto, se cree que podría haber una gran cantidad de ellos en la galaxia y que algunos podrían tener condiciones para albergar formas de vida.
El descubrimiento de estos nuevos planetas huérfanos se dio a conocer en un estudio científico prepublicado en arXiv.org el pasado viernes, un día después de que se anunciaran nuevas imágenes y datos recopilados por Euclid.
Estos planetas errantes, que son gigantes gaseosos con una masa al menos cuatro veces mayor a la de Júpiter, se encontraron en la nebulosa de Orión, una región donde se forman estrellas y que se ubica a unos 1,500 años luz de distancia de la Tierra.
El astrónomo español Eduardo Martín, quien es el autor principal del estudio, mencionó que estos siete planetas son solo "la punta del iceberg". Encontrarlos ha sido como buscar una aguja en un pajar, ya que no reflejan la luz de una estrella cercana.
Euclid también ha confirmado la existencia de decenas de planetas huérfanos adicionales que ya habían sido detectados anteriormente. Estudios sugieren que por cada estrella podría haber unos veinte planetas errantes, lo que implicaría la existencia de trillones en la Vía Láctea y un número incalculable en el universo.
Estos planetas extraños despiertan sentimientos de asombro y misterio en algunos científicos, como Gavin Coleman, de la Universidad Queen Mary de Londres. Algunos de estos mundos no están completamente solos, ya que al menos cuatro de los más de 20 planetas huérfanos confirmados por Euclid son planetas binarios.
A pesar de la posibilidad de albergar formas de vida, se cree que estos planetas huérfanos son extremadamente fríos y tienen una superficie helada debido a la falta de la radiación de una estrella cercana.
El telescopio espacial de la NASA llamado Roman, cuyo lanzamiento está previsto para 2027, podría contribuir a precisar el número exacto de planetas huérfanos en el universo. Este aislamiento extremo permitiría solo formas de vida bacterianas o microbianas, similar a las que se encuentran en el fondo de los océanos terrestres cerca de eventos geotérmicos.
Los planetas huérfanos no tendrán que preocuparse por su final, a diferencia de la Tierra que eventualmente será calcinada por el Sol en aproximadamente 7.600 millones de años. Estos mundos podrían sobrevivir eternamente, siempre y cuando se pueda tolerar las temperaturas heladas.
El estudio realizado con los datos de Euclid también ha proporcionado pistas sobre la formación de estos planetas huérfanos, sugiriendo que podrían originarse como subproductos naturales de la formación estelar.
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