Hezbolá ha intensificado sus ataques contra el norte de Israel en semanas recientes, lo que ha generado preocupaciones sobre una posible operación militar a gran escala en el sur del Líbano. Aquellos que no han sido desplazados viven con miedo de quedar atrapados en los combates y de una escalada del conflicto.
En el lado israelí, Illana, una habitante de Kiryat Shmona, pasa la mayor parte del tiempo en su refugio antiaéreo, donde se siente segura y preparada para cualquier emergencia. A pesar de haber sido evacuada, decidió regresar por sentirse más tranquila en su hogar. Algunos residentes como ella prefieren mantenerse en sus casas, mientras que otros como Rami, veterinario, apoyan una solución militar al conflicto.
La frontera entre Líbano e Israel, marcada por la Línea Azul de las Naciones Unidas, es vigilada por soldados internacionales de la FPNUL. Sin embargo, su mandato no les permite intervenir, por lo que se ven atrapados en la lucha entre Hezbolá e Israel.
En el lado libanés, el contingente español de la FINUL patrulla la frontera para prevenir un enfrentamiento directo. A pesar de la presencia de la ONU, la región sigue siendo un área de alto riesgo que ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares en busca de seguridad.
Fuente: Diario Libre
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