La FIFA ha hecho oficial las sedes de la fase final de los mundiales 2030 y 2034. Una apuesta ambiciosa donde se manifiesta, una vez más, la transformación que viene sufriendo el torneo, como el incremento en el número de participantes, tres países anfitriones como lo tendremos en 2026; cambios, que asumido el interés natural que genera esta competencia en todo el planeta, han sido diseñados para seguir aumentando los grandes beneficios económicos de este producto específico del fútbol cada cuatro años.
Para el 2030, fecha en la que se cumplen los 100 años de la celebración de la primera Copa del Mundo, el máximo ente regulador tomó la decisión de celebrar la efeméride iniciando con tres juegos inaugurales en Uruguay, Argentina y Paraguay, para luego llevar el resto de la competencia a España, Portugal y Marruecos. De esta manera, se estira la soga para ofrecer un evento en tres continentes y seis países, un hecho sin precedentes que a años de distancia parecería atentar contra la salud del futbolista expuesto a calendarios que se hacen cada vez más difíciles de aguantar. Para que tengan un dato, al fin de semana pasada Federico Valverde y Antonio Rüdiger, ambos del Real Madrid, superaron los 2000 minutos de juego en una temporada que todavía no llega a la mitad.
Arabia Saudita para 2034 revivirá los debates surgidos en torno al pasado mundial de Catar. En esta ocasión, la gran potencia de Oriente Medio obtiene la sede después de años implementando una estrategia agresiva en el mundo del deporte con inversiones descomunales en el golf, el automovilismo, y que en el fútbol pasa desde adquirir clubes en Europa hasta la consolidación de una liga profesional que ha seducido a jugadores del máximo nivel como Cristiano Ronaldo o Neymar, con contratos cuyas cifras son difíciles de resistir. La oferta que pone sobre la mesa ha podido más que las constantes críticas de parte de organismos internacionales por numerosas violaciones a derechos humanos y la restricción a la libertad de expresión y prensa.
Justo a seis y diez años de la llegada de estos acontecimientos, respectivamente, tocará observar y seguir acostumbrándonos al consumo de un fútbol que ya se encuentra muy atiborrado de partidos y competencias; los calendarios rayan en lo absurdo, haciendo más difícil disfrutar la esencia de un deporte que por lo menos hoy en día continúa siendo el más popular de todos.
Fuente: Diario Libre
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