En la noche del lunes 13 al martes 14 de mayo, se desató una ola de violencia en Nueva Caledonia, con comercios destruidos, casas incendiadas y disparos con armas de grueso calibre. Estos disturbios se originaron en el marco de manifestaciones independentistas en contra de una reforma constitucional que busca ampliar el electorado para permitir que todos los caledonios nativos, así como residentes con al menos 10 años de residencia, puedan votar en las elecciones provinciales.
Los enfrentamientos se intensificaron durante la noche del lunes, con columnas de humo negro saliendo de tiendas y negocios incendiados, y enfrentamientos con la policía. Se estima que alrededor de 100 alborotadores están involucrados en los disturbios en la capital, mostrando una determinación absoluta.
Humo negro
El alto comisionado de la República en Nueva Caledonia informó de tensos disparos con armas de grueso calibre contra los gendarmes en la comuna de Le Mont-Dore, resultando en numerosos heridos y detenidos. Las autoridades han impuesto un toque de queda de 18:00 a 06:00 horas, con escuelas cerradas y residentes refugiados en sus hogares.
Los bomberos han recibido cerca de 1,500 llamadas y han intervenido en unos 200 incendios, mientras que una treintena de comercios y empresas han sido incendiados. Los llamados a la calma se multiplican en ambos bandos, ya que la situación se torna más explosiva con la formación de milicias en algunos barrios.
Llamados a la calma
Se esperan refuerzos de la gendarmería y otras fuerzas de seguridad en el lugar, con el aeropuerto internacional cerrado y vuelos suspendidos. El presidente Emmanuel Macron ha prometido favorecer el diálogo y evitar convocar al Congreso inmediatamente después de la votación de la Asamblea, como medida de apaciguamiento.
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