domingo, junio 1, 2025
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Editoriales

Maneras de proteger nuestro cerebro contra enfermedades como la demencia

Cada tres segundos se identifica un nuevo caso de demencia en el mundo, siendo dos de cada tres casos causados por la enfermedad de Alzheimer.

La demencia es una enfermedad neurodegenerativa y multifactorial que actualmente no tiene cura. Puede comenzar hasta veinte años antes de su diagnóstico, manifestándose inicialmente como un deterioro cognitivo que afecta al aprendizaje, la memoria, el pensamiento y el lenguaje de forma progresiva.

Se han identificado varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad, muchos de los cuales son modificables. Por lo tanto, es crucial reconocer estos factores para retrasar el inicio o la progresión de la enfermedad.

Infografía

Ser mujer y la genética pueden aumentar el riesgo

La edad es un factor de riesgo no modificable para la demencia, ya que a mayor edad, mayor riesgo debido a su naturaleza neurodegenerativa.

Las mujeres, al vivir más años, son más susceptibles al Alzheimer. La menopausia también contribuye al ritmo acelerado de la pérdida de hormonas, aumentando el riesgo de padecer la enfermedad. En cuanto a la genética, aunque contribuye en un porcentaje pequeño, es preocupante para aquellas personas con antecedentes familiares de la enfermedad.

Las demencias se pueden retrasar hasta un 40 %

Existen factores de riesgo modificables que dependen del estilo de vida de las personas. La Comisión Lancet ha identificado doce elementos que podrían prevenir o retrasar hasta un 40 % las demencias, como baja educación, pérdida de audición, hipertensión, obesidad, tabaquismo, entre otros.

Además, se han añadido otros factores menos conocidos, como la lectura, el código postal, el empoderamiento ante la enfermedad, entre otros, que también pueden influir en el desarrollo de la demencia.

Audición, calidad de sueño y depresión

Entre los factores de riesgo modificables, la audición es uno de los más importantes para prevenir la demencia. Escuchar bien estimula el cerebro y previene el aislamiento social, lo que puede contribuir a la enfermedad.

La calidad y cantidad de sueño también se relacionan con la demencia. Mantener un ciclo adecuado de sueño/vigilia es crucial para la salud cerebral. La ansiedad y la depresión, así como el uso de fármacos hipnóticos, también se asocian con un mayor riesgo de demencia.

Inactividad física, hipertensión y obesidad

La inactividad física, la obesidad y las enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, son factores de riesgo para la demencia. Practicar ejercicio físico regularmente puede ayudar a prevenir la enfermedad.

El riesgo cardiovascular, relacionado con la hipertensión, hipercolesterolemia y otros factores, también influye en la demencia. Mantener un estilo de vida saludable y controlar estos factores puede reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad.

Infografía

La importancia de la reserva cognitiva

La reserva cognitiva, relacionada con las actividades intelectuales realizadas a lo largo de la vida, es crucial para la prevención de la demencia. Incorporar actividades complejas en la rutina diaria puede ayudar a proteger la cognición en el futuro.

Las políticas sanitarias deben enfocarse en grupos de alto riesgo para aumentar la actividad social, cognitiva y física, con el objetivo de prevenir la demencia desde temprana edad.

Fuente: Diario Libre

https://www.diariolibre.com/revista/buena-vida/2024/06/22/como-vivir-neuroprotegidos-de-enfermedades-como-la-demencia/2762952

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