El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, reconoció la existencia de una situación compleja y sin precedentes después de que la policía irrumpiera en la Embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, acusado de corrupción y con asilo político en esa legación.
A pesar de esto, afirmó que tuvo que tomar decisiones excepcionales para proteger la seguridad nacional, el Estado de derecho y la dignidad del pueblo, rechazando la impunidad para criminales, delincuentes y narcoterroristas.
En una carta publicada en redes sociales, el presidente de Ecuador expresó su disposición para resolver diferencias con México, pero reiteró que la justicia es innegociable.
Los últimos días han requerido fuerza y decisión por parte del mandatario para cumplir con los dictámenes de la justicia y evitar asilar a delincuentes sentenciados, involucrados en crímenes graves violando acuerdos internacionales.
El presidente criticó a grupos políticos ecuatorianos que cuestionaron su gestión y solicitaron sanciones contra el país, mencionando que el Ecuador es un país de paz y justicia que respeta a todas las naciones y al derecho internacional.
Agradeció a la Policía, las Fuerzas Armadas y a su equipo de trabajo, así como a los millones de ecuatorianos que luchan por un nuevo Ecuador.
La crisis diplomática se inició cuando la policía ecuatoriana arrestó a Jorge Glas en la Embajada de México en Quito, lo que provocó la ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador y el regreso del personal de la embajada mexicana en Quito.
Según el Gobierno de Noboa, México habría incumplido los tratados internacionales sobre el derecho de asilo al refugiar a una persona condenada por corrupción y con sentencias pendientes por delitos graves.
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