El Gobierno de Bolivia rechazó de manera contundente las declaraciones inamistosas y temerarias del Gobierno argentino de Javier Milei, que en un comunicado publicado la noche del domingo acusó a la Administración de Luis Arce de realizar una falsa denuncia de golpe de Estado y de mantener a más de 200 presos políticos, incluyendo a la expresidenta Jeanine Áñez y al gobernador opositor Luis Fernando Camacho.
La Cancillería boliviana lamentó que intereses políticos internos y externos estén amenazando la estabilidad e institucionalidad del Estado Plurinacional boliviano, tal como ocurrió en 2019.
Por su parte, la Oficina del Presidente de la República de Argentina señaló que gracias a los reportes de inteligencia argentinos se consideró que el relato difundido por el Gobierno boliviano era poco creíble y no encajaba con el contexto socio-político del país.
A su vez, denunció al partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) de controlar el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo y las Fuerzas Armadas en Bolivia.
En respuesta, el Gobierno de Arce afirmó que Bolivia ha decidido soberanamente vivir en democracia, con características interculturales, y defenderá su gobierno constituido por el voto del pueblo ante cualquier acto militar que amenace con un golpe de Estado.
El Gobierno argentino comparó a Bolivia con países como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte, afirmando que la democracia boliviana está en peligro debido a los gobiernos socialistas que tienden a convertirse en dictaduras en la historia.
En contraste, el Gobierno de Bolivia resaltó la importancia de mantener la convivencia pacífica y la hermandad entre los pueblos, sin verse afectada por intereses mezquinos e ideologías fascistas.
Finalizó llamando a preservar la histórica amistad entre Bolivia y Argentina, agradeciendo las voces desde Argentina que condenaron el intento de golpe de Estado militar en Bolivia.
El miércoles, un grupo armado con tanques liderado por el destituido jefe militar Juan José Zuñiga llevó a cabo un alzamiento armado contra la sede del Ejecutivo boliviano, siendo capturado y encarcelado posteriormente.
El Gobierno de Luis Arce describió la acción como un intento fallido de golpe de Estado, aunque varias voces tanto dentro como fuera de Bolivia lo acusan de simular un autogolpe.
Fuente: Diario Libre
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