El acta de nacimiento de Shohei Ohtani dice que nació en un hospital de Oshu, en julio de 1994, aunque hasta sus colegas peloteros a menudo sospechan que esa referencia al norte de Japón se trata de un laboratorio de alta tecnología donde se diseñó una máquina que cuando cruza las líneas de cal desafía la lógica.
Cuando Elly de la Cruz lo tuvo de cerca por primera vez le tocó un brazo para asegurarse de que era humano; Marcell Ozuna lo define como un robot y José Ramírez muestra un asombro cada vez que se topa con el nipón como si se tratara de un extraterrestre, la palabra más utilizada para definirlo.
Ohtani lleva más de una década rompiendo los pronósticos hasta de los más expertos, haciendo posible lo imposible en béisbol (batear y lanzar como los mejores, a la vez), un show que arrancó en 2013 en su tierra natal, que movió en 2018 a Estados Unidos, con un capítulo especial en el Clásico Mundial de 2023.
Quizás por lo tan habitual que logra gestas la que tiene más próxima no vaya a sorprender con la dimensión que tiene. Dejado atrás ya el 40-40, que consiguió con 21 partidos menos que el anterior que lo había hecho más rápido, combinar los 50 jonrones con 50 bases robadas es lo nunca antes logrado, pero que está a un paso de materializarlo.
El bateador designado de los Dodgers ingresó al partido del martes con 47 robos y 46 cuadrangulares, cuando al equipo todavía le restan 17 encuentros.
Anulado de su brazo derecho para lanzar mientras se recupera de una cirugía Tommy John en su codo, Ohtani ha apelado por dar una muestra de su gran velocidad, junto a su conocido poder, una combinación muy escasa.
¿Por qué tan grande?
Si Ohtani consigue 50 cuadrangulares será la ocasión ¡50! en la historia de la MLB que un pelotero alcanza el umbral. Será otro más.
Pero la mayor cantidad de robos entre esos jugadores que despacharon sobre 50 vuelacercas no llegó ni a la mitad de los que Ohtani lograría. Fueron las 24 del inmortal Willie Mays en 1955, cuando también despachó 51 batazos fuera del parque, el mismo número de estafas de Alex Rodríguez en 2007 cuando conectó 54 jonrones.
Es decir, Ohtani tendría más del doble de bases robadas que cualquier jugador que conectó 50 jonrones.
Vaya manera de comenzar un contrato que le asegura US$700 millones por una década y que según FanGraphs su aporte, en el terreno, este primer año ya alcanza los US$55,2 millones.
¿Más fácil robar bases?
Que el escenario para robar bases a partir de la temporada pasada sea más favorable (cojines más grandes y limitaciones a los lanzadores en el cuidado) ha ayudado al asiático, cuya marca personal era de 26.
Los hurtos aumentaron un 43% en 2023 con la tasa de éxito más alta de la historia, 80,6%. Este curso ha subido un 3% los robos, pero la tasa de éxito ha bajado un 78,8% según Baseball-Reference.
No obstante, en términos de la tasa de bases robadas por juego (1.48), simplemente se ha regresado a la década de 1980 y principios de los 90 antes de la explosión jonronera.
Ohtani, con 6’4 pies y 210 libras, solo ha sido atrapado en intento de robos en cuatro ocasiones de los 51 intentos que ha tratado.
Apenas cinco jugadores en la historia han robado tantas bases como Ohtani y han sido más difíciles de atrapar. Ninguno de ellos es tan alto como él.
Entre los porcentajes más altos
Lou Brock, inmortal de Cooperstown que se estafó 938 bases, necesitó 191 intentos para conseguir sus primeras 132 estafas (69,1%). Ohtani requirió solo 169 para llegar a 132 (78,1%), apunta Tom Verducci en Sports Illustrated. Desde 1900, solo tres jugadores con 100 robos en su carrera tienen un porcentaje de bases robadas tan alto y al mismo tiempo registran un OPS ajustado de al menos 150: Mike Trout, Mickey Mantle y Barry Bonds.
Fuente: Diario Libre
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.