martes, julio 1, 2025
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Editoriales

Parques de lectura: tres oasis literarios al aire libre

En tiempos donde todo corre y lo digital parece arrasar con los placeres simples, todavía hay rincones que nos invitan a pausar, respirar… y leer.

Así ocurre en varios parques del país que, gracias a la iniciativa Parques recreativos: de la industria a la comunidad”, se han transformado en espacios donde la lectura también tiene su lugar.

El proyecto, impulsado por la Oficina de la Primera Dama Raquel Arbaje junto al Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), ha intervenido 20 parques a nivel nacional, con el objetivo de fomentar la recreación familiar y el bienestar comunitario.

Bibliotecas al aire libre

Pero lo que hace especial a algunos de estos espacios es la inclusión de casetas de libros: pequeñas bibliotecas abiertas que esperan a sus lectores con los brazos (y las páginas) abiertos.

Infografía

La propuesta es clara: tomar un libro, sentarse en una banca bajo la sombra y dejarse llevar por las historias. Los libros están ahí para ser leídos durante la visita al parque.

Hay opciones para todas las edades y gustos: historia, novela, política, poesía, cuentos… todo cabe en estas casetas que albergan hasta 70 títulos cada una.

Infografía

Uno de los grandes aliados de esta iniciativa ha sido el Banco Popular Dominicano, que ha apadrinado la renovación de varios parques y ha hecho posible la instalación de casetas de lectura en tres puntos muy especiales:

  • Parque Sargento Técnico Emilio García, en la Base Aérea de San Isidro: un espacio que combina tranquilidad, seguridad y cultura.
  • Parque Municipal Infantil de La Vega: ideal para disfrutar en familia, mientras los niños juegan y los adultos se sumergen en una buena lectura.
  • Parque Benito Juárez, en Villa Olga (Santiago): un pulmón verde en medio de la ciudad, ahora también convertido en refugio literario.

Después de la intervención y la donación inicial de libros, la administración queda en manos de las alcaldías o gestores del parque, garantizando así su sostenibilidad y cuidado continuo.

En definitiva, esta iniciativa no solo embellece los espacios públicos, sino que nos recuerda algo esencial: que leer al aire libre no debería ser un lujo, sino parte de nuestra cotidianidad. Y que a veces, la mejor página se encuentra justo al doblar la esquina, entre árboles y risas, esperando a ser descubierta.

Libros usados e intercambio: puertas accesibles al mundo de la lectura

Fuente: Diario Libre

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