sábado, junio 28, 2025
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Editoriales

Mary Jane: calzado que sigue en tendencia

Su presencia, sus reinterpretaciones y su capacidad para adaptarse a los cambios estéticos las convierten en una pieza imprescindible del armario contemporáneo. Medio siglo después de su invención, siguen caminando firmes por las aceras de París, los escaparates de Tokio y los perfiles de Instagram.

De suela plana y una tira transversal que cruza el pie con efecto aniñado, este calzado seduce a prescriptores de moda, celebridades y todo tipo de firmas de actualidad como Prada, que hace de este calzado en diferentes versiones una pieza a la que regresar con cada temporada.

De la infancia a las ‘flappers’ de los años 20

El origen de los Mary Jane se remonta al siglo XIX, aunque su nombre se popularizó a comienzos del XX gracias a una tira cómica. Fue en 1902 cuando el dibujante Richard Felton Outcault presentó a los personajes Buster Brown y su hermana Mary Jane en las páginas del periódico New York Herald. 

Ambos llevaban unos zapatos con tira sobre el empeine y su imagen fue utilizada por la empresa Brown Shoe Company para promocionar un modelo infantil que rápidamente se convirtió en estándar para niños y niñas.

Inicialmente asociado a la infancia y la formalidad, el diseño encontró una nueva vida cuando las flappers de los años veinte —mujeres jóvenes que desafiaban las normas sociales con cortes de pelo cortos, faldas más altas y actitudes más libres— comenzaron a usarlo como parte de sus estilismos. 

Gracias a su comodidad y sujeción, las Mary Jane eran perfectas para bailar jazz sin perder la compostura. Desde entonces, el zapato cruzó generaciones y contextos.

En los años sesenta, volvió a estar de moda gracias a iconos como Twiggy o Jean Shrimpton, y durante los años noventa fue rescatado por el grunge y la estética escolar de diseñadores como Miuccia Prada. Desde entonces, no ha abandonado del todo el radar de la moda.

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Shirley Temple o Winona Rider

A lo largo del siglo XX, muchas figuras públicas contribuyeron a consolidar la imagen icónica de este zapato. Audrey Hepburn, eterna referencia de estilo, los llevó con frecuencia combinados con pantalones pitillo o vestidos de línea trapecio, reforzando la imagen sofisticada pero accesible del diseño. 

Shirley Temple, en su época dorada en Hollywood, los convirtió en sinónimo de ternura y elegancia infantil. En los años noventa, Winona Ryder y Drew Barrymore los reivindicaron como parte de una estética rebelde y femenina, a medio camino entre lo retro y lo alternativo. 

Más recientemente, Alexa Chung o Zooey Deschanel han sido vistas con este tipo de calzado, alimentando la imagen de una feminidad nostálgica con tintes contemporáneos.

En las pasarelas: reinterpretación constante

Las Mary Jane nunca desaparecieron del todo, pero su resurgimiento reciente en pasarelas de primer nivel ha sido particularmente llamativo. En los últimos años, casas como Miu Miu, Prada, Simone Rocha o Chanel han recuperado este modelo para reinterpretarlo en clave moderna.

Miuccia Prada, pionera en explorar la tensión entre lo inocente y lo transgresor, las ha presentado en varias colecciones con plataformas, tejidos satinados o suelas chunky. Chanel, por su parte, las mantiene como parte de su imaginario clásico y romántico, combinadas con faldas evasé y trajes de tweed.

Simone Rocha ha optado por versiones más barrocas, con perlas, apliques florales o tejidos tornasolados, integrando el calzado en un universo estético que mezcla la feminidad con lo gótico. 

En paralelo, firmas como Loewe han apostado por diseños de gran volumen y proporciones escultóricas, demostrando que las Mary Jane son un lienzo en blanco para la innovación formal.

Prescriptoras del presente: Elle Fanning o Anya Taylor-Joy

El resurgimiento de las Mary Jane no se entiende sin el impulso de nuevas prescriptoras de estilo que han integrado el calzado en su día a día. La actriz Anya Taylor-Joy ha sido fotografiada con frecuencia llevando versiones clásicas en terciopelo negro o rojo intenso. 

Elle Fanning, conocida por su estilo delicado y vintage, las combina con vestidos vaporosos o faldas midi, reforzando su asociación con lo romántico. En redes sociales, perfiles como los de Matilda Djerf o Camille Yolaine exploran versiones más urbanas del zapato, con suelas gruesas o colores llamativos.

 La clave está en la versatilidad: hoy las Mary Jane pueden formar parte de un estilismo minimalista, bohemio o incluso deportivo, según cómo se combinen.

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Las firmas que las reinventan: de lo artesanal a lo digital

El renacer de este calzado también ha dado lugar a una nueva generación de marcas que apuestan por una producción consciente, estética refinada y diseño adaptado a los usos contemporáneos. 

Entre las firmas más destacadas se encuentran Flabelus, Mim y Hune, tres propuestas nacidas en España que han logrado posicionarse como referentes en este segmento.

Flabelus, nacida como una reinterpretación del calzado tradicional, apuesta por una estética sencilla pero cuidada, con materiales naturales, producción local y versiones en terciopelo, lino o algodón, pensadas para combinar elegancia y sostenibilidad. 

Mim, con una propuesta más romántica y artesanal, trabaja modelos con tejidos ricos, estampados florales o acabados metalizados. El objetivo es que cada zapato sea una pieza especial, sin perder funcionalidad. Desde su fundación, la marca ha apostado por una producción limitada y una estética reconocible.

Hune representa la línea más contemporánea del calzado. Sus diseños incorporan plataformas y acabados vanguardistas que reafirman al zapato como una pieza de diseño. En su catálogo conviven lo clásico con lo experimental, abriendo el zapato a nuevas generaciones y contextos de uso.

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Una moda nostálgica

El resurgimiento de las Mary Jane no responde solo a un ciclo de moda, sino a una necesidad de conciliación entre estilo, nostalgia y practicidad. En un contexto de saturación estética y búsqueda de referentes, el zapato cumple con todos los requisitos: es reconocible, adaptable, cómodo y cargado de memoria colectiva.

La estética “coquette” que dominó en redes sociales, con su mezcla de feminidad clásica, detalles vintage y paleta suave, ha contribuido también a devolver las Mary Jane al centro del radar estilístico. Pero más allá de etiquetas pasajeras, el diseño se presta a múltiples interpretaciones sin perder su identidad.

Desde su uso en contextos formales hasta estilismos urbanos, las Mary Jane se han convertido en el puente entre lo infantil y lo sofisticado, lo clásico y lo contemporáneo. Y esa es, quizá, su mayor fortaleza: ser capaces de conjugar contradicciones sin perder elegancia.

(Texto: María Muñoz Rivera)

El chaleco, el comodín que brinda libertad estilística

Fuente: Diario Libre

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