LIUBLIANA, Eslovenia (AP) — En un tranquilo distrito residencial de la capital eslovena, donde se escucha la risa de los niños en el recreo y el sonido de los balones de baloncesto golpeando contra el pavimento, es el lugar donde creció la superestrella de los Mavericks de Dallas Luka Doncic.
Este fenomenal base llevó a su equipo a su tercera aparición en las finales, a pesar de perder el primer juego contra los Celtics de Boston a pesar de anotar 30 puntos. El segundo juego está programado para este domingo.
A sus 25 años, Doncic ya ha acumulado una serie de logros que lo posicionan como uno de los jugadores europeos más destacados en la cancha.
Sin embargo, el camino hacia un campeonato de la NBA comenzó hace dos décadas, a casi 9,000 kilómetros de Dallas, en la escuela primaria Miran Jarc en Liubliana, una ciudad en los Alpes eslovenos con 300,000 habitantes.
Según Rok Dezman, quien entrenó a Doncic desde los 6 años en esa escuela, se pudo ver desde una edad temprana el talento y la destreza del jugador.
A pesar de enfrentar desafíos por su estatura, Doncic se enfocó en mejorar su juego y desarrolló habilidades para enfrentar a competidores más altos en la cancha.
La mentalidad de trabajo duro siempre ha sido parte de la vida de Doncic, como lo refleja una cita en una pared de la escuela: "Nunca soñé con el éxito, trabajé para eso".
Uros Rozman, su profesor de gimnasia en Miran Jarc, destaca la ética de trabajo de Doncic, subrayando la importancia de la dedicación y el esfuerzo constante.
Tras unirse al equipo juvenil del club Union Olimpija y posteriormente a la academia juvenil del Real Madrid en España, Doncic logró ser seleccionado en la NBA cinco años después.
En la cancha, Doncic muestra una confianza inusual en jugadores europeos, así como una fuerte competitividad que ha demostrado desde sus primeros días jugando en Liubliana.
De acuerdo con Dezman, Doncic tiene una pasión inigualable por el baloncesto y una sed de victoria que lo impulsa a superarse continuamente.
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