En la tradición de la Cuaresma, especialmente el Viernes Santo, se acostumbra no consumir carne como parte del ayuno de penitencia y purificación de la Iglesia Católica.
Los católicos se abstienen de carne roja durante este periodo porque simboliza opulencia y celebración, lo que va en contra del espíritu de humildad y reflexión de la Cuaresma. Por otro lado, el pescado, al no pertenecer al grupo de alimentos que proporcionan mayor placer al paladar, está permitido.
Para los católicos, la Cuaresma es un tiempo de sacrificio que va más allá de simplemente cambiar la carne roja por pescado. Se trata de abstenerse de todos los manjares exquisitos, incluyendo ostras, langostas y pollo, ya que también están asociados a la opulencia y al lujo.
Explorando la Espiritualidad en Semana Santa
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