jueves, abril 24, 2025
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Editoriales

El duelo desautorizado también merece ser llorado

No todos los duelos son bien vistos, ni hay abrazos ni acompañamiento. Algunos se viven en la sombra, con el alma rota y con el silencio como única compañía.

El duelo no reconocido es un tipo de dolor emocional que surge cuando las pérdidas que experimentamos no son socialmente aceptadas o comprendidas. Y es muy dañino porque quienes lo experimentan sienten que no tienen derecho a su dolor, lo que lleva a la represión emocional. Ver que nadie llora contigo, que no se lo puedes contar a otros, que ni siquiera lo ven como válido, provoca muchos sentimientos de soledad, tristeza prolongada y en algunos casos hasta depresión.

Este tipo de duelo es el que se da:

  • Cuando muere un amante o una relación extramarital.

  • Cuando fallece una expareja que aún ocupaba un lugar en tu historia emocional.

  • Cuando te despides de alguien que fue importante, aunque no tuviera título ni aprobación.

  • Cuando se pierde una mascota que fue tu refugio, pero los demás lo ven como algo menor.

  • Cuando lloras un embarazo perdido que nadie sabía.

  • Cuando muere alguien con quien tuviste una relación conflictiva, y el duelo es mezcla de rabia, alivio y culpa.

  • Cuando migras y dejas tu tierra, tu gente y una parte de ti. La gente cree que no debes llorar por eso.

No hay funerales donde se te espere. No hay familia que te incluya en el dolor. No hay espacio para contar tu pérdida, porque “no tenías derecho”, porque “tú sabías en lo que te metías”.

Y entonces llega la culpa: por haber amado así. Llega la vergüenza: por sentir tanto por alguien “que no era tuyo”. Y el silencio: porque no puedes decirle al mundo cuánto te está doliendo.

Es bueno reconocer que el dolor por una pérdida no necesita ser validado por los demás para ser legítimo. Tú sabías lo que sentías. Tú fuiste quien lo vivió. No se trata de juzgar si era correcto o no, se trata de acompañarte. Y tu duelo es tan legítimo como cualquier otro. Lo no dicho pesa. Lo no llorado enferma.

Por eso hoy quiero decirte esto: Tienes derecho a llorar. A escribir, a hablar en voz baja, a soltar ese dolor aunque nadie te entienda.

Porque el alma no necesita etiquetas para sufrir. Solo necesita consuelo y comprensión frente al dolor.

Y si nadie puede acompañarte en este duelo, hazlo tú. Escucha tu dolor, sin juzgarlo. Escríbele una carta. Háblale en tus oraciones.

Y si puedes, busca un espacio seguro donde tu historia pueda ser contada sin vergüenza. El dolor no necesita permiso. Necesita expresión y compasión.

Fuente: Diario Libre

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