¿Qué mejor manera de escapar del ritmo frenético de la ciudad que con un fin de semana entre amigas, rodeadas de naturaleza, lujo y actividades que combinan relax y aventura
Casa de Campo, en la República Dominicana, ofrece todo eso y más. Este resort de lujo, con sus impresionantes vistas al mar Caribe y su atmósfera relajante, es el destino ideal para una escapada de chicas que busquen disfrutar de su tiempo libre al máximo.
Aquí te cuento cómo fue nuestro fin de semana perfecto en este paraíso tropical.
Viernes: llegada y primeras impresiones
A nuestra llegada al resort, lo primero que nos impactó fue la belleza del lugar. Casa de Campo no es solo un hotel de lujo, es un vasto complejo con villas privadas, campos de golf de renombre mundial, una playa exclusiva y una oferta gastronómica variada y deliciosa.

Nos hospedamos en las habitaciones de su hotel con un nivel de comodidad impresionante: espacio, privacidad y un servicio impecable que nos hizo sentir como en casa, pero con todo el lujo imaginable.

Para nuestra primera cena, elegimos Chilango Taquería, en el corazón de Altos de Chavón. El ambiente vibrante y casual fue perfecto para arrancar la escapada. Probamos su famoso guacamole, el flan de caramelo y unas margaritas que merecen repetirse. Fue el comienzo ideal: sabroso, divertido y lleno de sabor latino.
Sábado: aventura y relax
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El sábado empezó con energía. Desayunamos a la carta en La Caña Restaurant & Lounge, ubicado dentro del hotel principal. Frutas frescas, jugos naturales, una bollería super variada, platos calientes, omelettes y huevos en todas sus variantes, pancakes, panes artesanales… perfecto para cargar energías.
Luego, nos dirigimos a Playa Minitas, la playa privada del resort. Allí, el tiempo parece detenerse. Agua cristalina, tumbonas cómodas y un servicio impecable a la orilla del mar.
Pasamos horas entre baños refrescantes, charlas interminables bajo el sol y cócteles en mano antes de elegir el Brasa & Massa Food Truck para almorzar, una joya informal donde compartimos unas deliciosas empanadas y unas brochetas de camarones que todavía recordamos.
En la noche, nos alistamos para una cena más sofisticada en La Casita, un restaurante encantador ubicado en la Marina.

Especializado en mariscos frescos y cocina mediterránea, cenamos al aire libre con vista a los yates. Pedimos croquetas de jamón serrano, pulpo a la gallega, carne y pescado, y terminamos con un flan de leche que fue la guinda perfecta del día.
Pero la velada no terminó ahí. De regreso al hotel, nos detuvimos en La Caña Bar, donde disfrutamos unos cócteles (prohibido dejar de probar el Bellini de melocotón) bajo las estrellas mientras un grupo en vivo ponía ritmo a la noche.

El ambiente íntimo y elegante fue el cierre perfecto para un sábado lleno de experiencias memorables.
Domingo: brunch y despedida

El domingo lo reservamos para descansar al máximo. Después de hacer las maletas con calma, y desayunar en el restaurante El Lago su selecto buffett, con sus increíbles vistas al mundialmente famoso campo de golf Diente de Perro, nos fuimos directas al Minitas Beach Club.

Un rincón chic y moderno donde disfrutamos de algunos cocteles junto a la piscina infinita para, entre risas, fotos y brindis, cerrar nuestra escapada con broche de oro.
Regreso a casa

Con la maleta llena de recuerdos, fotos y una sonrisa en el rostro, nos despedimos de Casa de Campo con la promesa de volver.
Esta escapada fue el descanso perfecto entre amigas: una mezcla de aventura, relax, comida espectacular, paisajes de ensueño y grandes momentos compartidos. Imposible no encontrar aquí lo que buscas para desconectar, reconectar y recargar energías.
Fuente: Diario Libre
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