Jorge Mario Bergoglio eligió el nombre de Francisco, cuando fue designado papa en 2013, en honor al santo, símbolo de austeridad y cercanía a los pobres.
Su coherencia, su cercanía y su intención de abrir la Iglesia al siglo XXI, le ha otorgado un lugar destacado en la historia de los doscientos sesenta y seis papas que han ocupado el máximo cargo eclesiástico.
Ha sido el primer papa americano, también el primero del hemisferio sur y además optó por desembarazarse de ciertos privilegios que le confería su posición, lo que le llevó a una obtener una mirada particular del resto del mundo.

No quiso tener como residencia el Palacio Apostólico Vaticano, como Jefe de Estado, sino la Casa Santa Marta, una sencilla residencia para sacerdotes.
Ni siquiera quiso vestir los zapatos rojos que suelen calzar los pontífices, prefirió continuar con los propios. Forofo declarado del fútbol, siempre que el tiempo se lo permitió, siguió los partidos en el comedor compartido de su residencia.
Antes del cónclave que le daría el alto cargo, la ponencia del entonces Jorge Mario Bergoglio, se articulaba entorno a una idea central: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo las geográficas, sino también las periferias existenciales”.
Una vez nombrado papa actuó en consonancia. Francisco ha estado cerca de los pobres, de los presos y lo migrantes. Ha defendido al colectivo LGTBI y ha sido muy firme ante la mayor lacra que ha perseguido a la Iglesia en los últimos años, los abusos sexuales.
“En la Iglesia no hay lugar para los abusos ni para la ocultación de los abusos”, clamó en una misa celebrada ante 40,000 personas durante una visita a Bruselas en otoño de 2024. “El mal no puede ser ocultado, debe ser revelado, conocido (…) Que se sepa. Y que el agresor sea juzgado, ya sea laico, sacerdote u obispo: que sea juzgado”.
Consciente de los tiempos en los que concurría su papado, la era digital, el papa Francisco creó la secretaría de Comunicación en el Vaticano, atendiendo a las nuevas tecnologías.
Así, puso al mismo nivel de difusión la tradicional Radio Vaticana, el diario L’Osservatore Romano y la cuenta de Twitter que ya había inaugurado Benedicto XVI en 2012. A estos medios incorporó además Instagram y Youtube.
Desde la cuenta @pontifex millones de personas han podido seguir, día a día, todos los acontecimientos del máximo pontífice.
En 2013 el papa Francisco fue elegido por la revista Time como uno de los 100 principales líderes y en el mismo año su fotografía fue portada en The New Yorker.
Unos meses después la revista Rolling Stone incorporó, por primera vez en su historia la imagen de un papa y lo hizo junto al título de una canción de Bob Dylan “The Times They Are A-Changin” (Los tiempos están cambiando).
Tal figura histórica no pudo pasar desapercibida, tampoco para el séptimo arte. Películas y miniseries de ficción que han recreado su historia o largometrajes documentales, dan rienda suelta a una personalidad destacada, inolvidable en todos los sentidos.
Otra forma de mostrar el legado de un máximo dirigente que fue muy consciente del tiempo que le tocó vivir y nunca olvidó su propósito, servir a los demás.
`Francisco. El Padre Jorge´. (Beda Docampo Feijoo, 2015)
En este largometraje de ficción el actor argentino Darío Grandinetti da vida a su compatriota haciendo un recorrido vital del Santo pontífice.
A través de los encuentros del papa con una periodista española que encarna la actriz Silvia Abascal, conocemos los avatares de la juventud del entonces Bergoglio, su vida familiar o las circunstancias de la dictadura argentina que le lleva a actuar y tomar partido.

`Llámame Francisco´ (`Chiamatemi Francesco`, Daniele Luchetti 2015).
La miniserie original de Netflix era originalmente una película, pero la abundancia de vivencias de Bergoglio exigió una serie de cuatro capítulos.
Supone el acercamiento a un espíritu misionero y comprometido, desde su juventud –papel interpretado por el actor Rodrigo de la Serna, hasta su senectud y su nombramiento como papa –donde el papel es interpretado por el actor Sergio Hernández.

`El papa Francisco. Un hombre de palabra´ (Win Wenders y David Rosier, 2018)
Esta película documental supone la mirada cercana y personal del cineasta Win Wenders, fascinado con la personalidad del papa que le lleva a acompañarle en diferentes viajes.
La película es el reflejo de las preocupaciones del pontífice por los problemas reales del mundo: el medioambiente, las personas vulnerables o el consumismo y la respuesta de la Iglesia a estos desafíos.

`Los dos Papas´ (Fernando Meirelles, 2019).
Elogiada unánimemente por la crítica especializada, esta película fue interpretada magistralmente por Anthony Hopkins, que da vida a Benedicto XVI, y por Jonathan Pryce, en la piel de Jorge Mario Bergoglio.
Este filme da la oportunidad de asistir al momento en que se vislumbraba la acuciante la salida del primero y la entrada del aire fresco y renovado del segundo. Un duelo interpretativo con un trasfondo delicado, la importante crisis que la Iglesia vivía en ese momento de inflexión y que debía resolverse de manera eficiente.
`Amén. Francisco responde´ (Jordi Évole y Màrius Sánchez, 2023)
Un particularísimo retrato del papa Francisco a partir de las preguntas de diez jóvenes hispanos en un encuentro de una hora y media.
La cercanía que siempre manifestó el máximo pontífice hacia las personas queda grabada para siempre en este documental donde se habla sin tapujos sobre la diversidad sexual, el aborto, la pederastia, la inmigración o la soledad.
La figura del papa Francisco ya es eterna. Desde el día de su elección, su nombre ya formaba parte de la historia. Pero su personalidad y su proyecto de apertura de la Iglesia al momento histórico que le tocó vivir hace que su recuerdo se vuelva imborrable.
Fuente: Diario Libre
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