Un equipo de investigadores británicos ha encontrado por primera vez pruebas de contaminación por microplásticos en muestras arqueológicas de suelo. Estas diminutas partículas de plástico fueron descubiertas en depósitos de más de 7 metros de profundidad, datando del siglo I o principios del II, excavadas en los años 1980.
Este hallazgo podría replantear la preservación in situ de la arqueología, ya que los microplásticos podrían comprometer los restos conservados. Estas partículas son pequeñas partículas de plástico que provienen de diversas fuentes, como restos de plástico más grandes o bolitas de resina usadas en la fabricación de plásticos.
La investigación, llevada a cabo por las universidades de York y Hull con el apoyo de York Archaeology, fue publicada en la revista Science of the Total Environment. Según el profesor John Schofield, del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, "este descubrimiento confirma que los depósitos arqueológicos no son tan prístinos como se creía, y pueden estar contaminados con plástico."
David Jennings, director ejecutivo de York Archaeology, señaló que la presencia de microplásticos en depósitos arqueológicos representa un desafío para la disciplina. El estudio identificó 16 tipos diferentes de microplásticos en muestras contemporáneas y archivadas, lo que plantea preocupaciones sobre el impacto en la conservación de restos arqueológicos.
Se plantea la posibilidad de que la preservación in situ ya no sea adecuada si la presencia de microplásticos cambia la química del suelo y compromete la integridad de los materiales orgánicos. Este descubrimiento reabre el debate sobre la gestión de sitios históricos y arqueológicos en vista de la contaminación por microplásticos.
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