El golfista Grayson Murray, dos veces campeón en la Gira de la PGA, falleció a los 30 años el sábado por la mañana, un día después de retirarse del Charles Schwab Cup Challenge en Colonial.
No se dieron detalles inmediatos sobre las circunstancias de su muerte, solo consternación y dolor por parte de la PGA y una empresa asociada al deportista.
El comisionado de la PGA Jay Monahan expresó: “Estoy sin palabras. Somos una familia y cuando pierdes a un miembro, nunca eres el mismo. Lloramos a Grayson y oramos por consuelo para sus seres queridos”.
GSE Worldwide, la empresa de gestión propiedad del golfista, confirmó la triste noticia y mostró su pesar.
“Nos abstenemos de hacer comentarios hasta tener más detalles, pero nuestros corazones están con su familia, sus amigos y todos los que lo amaron en este momento tan difícil”, indicó la empresa en un comunicado.
Monahan también mencionó que habló con los padres de Murray para expresarles sus condolencias y manifestaron su deseo de que el torneo en Fort Worth, Texas, continúe.
“Ver la devastación en los rostros de cada jugador que llega es realmente difícil y profundo”, comentó Monahan. “Grayson era un jugador extraordinario, pero sobre todo un hombre muy valiente. Eso siempre me impresionó de él”.
Murray, quien había enfrentado problemas con el alcohol y la salud mental en el pasado, tuvo un cambio notable este año al ganar el Sony Open. También se coronó en el Campeonato Barbasol en 2017.
“Fue un golpe enorme. Mi corazón se hundió”, expresó Webb Simpson, quien se enteró del fallecimiento de Murray poco antes de jugar en Colonial.
Murray ocupaba el puesto 58 en el ranking mundial tras un empate en el 43 en el Campeonato de la PGA la semana pasada en Valhalla.
Creció en Carolina del Norte y fue uno de los juveniles más talentosos del país. Ganó el prestigioso Campeonato Mundial Juvenil en San Diego durante tres años consecutivos y obtuvo la Beca Arnold Palmer en Wake Forest. Como novato en la Gira de la PGA, se coronó campeón en el Barbasol Championship a los 22 años.
En enero, Murray reveló que llevaba ocho meses sobrio, estaba comprometido y se había convertido al cristianismo, sintiendo que su mejor golf estaba por venir.
“Mi historia no ha terminado. Creo que apenas comienza”, dijo en Hawái. “Espero poder inspirar en el futuro a muchas personas que enfrenten sus propios problemas”.
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