 durante su larga migración anual -entre las aguas antártidas y zonas ecuatoriales a través de la costa australiana- y su intenso período de crianza.Asimismo, los científicos midieron genéticamente las concentraciones hormonales de la grasa (cortisol y testosterona) "durante un periodo de cambios sin precedentes en la actividad antropogénica y los procesos naturales", según el artículo sobre este estudio publicado en la revista Marine Environment research.El análisis de las muestras reveló concentraciones de cortisol significativamente más bajas en las ballenas estudiadas en 2021, en comparación con el año anterior. RELACIONADAS Cultura Avistamiento de ballenas en Samaná, un espectáculo natural que no te puedes perder "Este cambio en su fisiología sugiere una disminución de los factores de estrés ambiental entre estos dos años", dijo el autor principal de este estudio, Jake Linsky, de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad de Queensland, en un comunicado publicado hoy por la institución educativa australiana.A lo largo de 2020, se aplicaron estrictas medidas de confinamiento y restricción de movimiento en casi todo el planeta a raíz de la pandemia de la covid, mientras que a la par se iniciaba el fenómeno meteorológico de La Niña, que los científicos apuntan que también pudo tener cierta influencia en el descenso de estrés.Los resultados genéticos "plantean la hipótesis de que las ballenas pueden haber estado respondiendo a una disminución de los contaminantes en sus remotas aguas de alimentación", puntualizó el científico.Linsky también destacó la resiliencia de esta especie que "ha logrado una de las recuperaciones más exitosas tras la caza histórica de ballenas". RELACIONADAS Medio Ambiente Encargado de Anamar sobre avistamiento de ballena en el malecón de SD: “No es nada nuevo” Estudios previos ya han registrado cambios similares en las hormonas del estrés en las ballenas en el lado opuesto del continente antártico, aunque los científicos de la Universidad de Queensland sugieren que la nueva investigación podría dar cuenta de que se trató de un incidente generalizado en todo el Océano Austral.La ballena jorobada, también conocida como yubarta, es un cetáceo de 40 toneladas de peso que puede llegar a medir 20 metros, con un cuerpo característico que recuerda a una joroba.La población de ballenas jorobadas de Australia, que tiene dos poblaciones migratorias que navegan por sus costas oeste y este, es de 70,000 ejemplares, un número que ha ido aumentando por las medidas de protección implementadas por el país. ){kind=link}
Durante el primer año de la pandemia de COVID-19, las ballenas jorobadas que migran anualmente por la costa este de Australia experimentaron un aumento en su felicidad. Esto se debe a las estrictas medidas de confinamiento aplicadas en el país oceánico, según reveló un estudio científico publicado recientemente.
La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Queensland, se basó en imágenes tomadas por drones y muestras de grasa extraídas de ballenas jorobadas que transitaban en las aguas cercanas a la Isla North Stradbroke, al sur de Brisbane. Estas imágenes permitieron observar la condición física y las reservas energéticas de estas ballenas durante su migración anual y período de crianza.
Además, se midieron genéticamente las concentraciones hormonales de cortisol y testosterona en la grasa de las ballenas, durante un periodo de cambios provocados por la actividad antropogénica y los procesos naturales. Los resultados mostraron concentraciones más bajas de cortisol en las ballenas estudiadas en 2021, en comparación con el año anterior.
Según el autor principal del estudio, Jake Linsky, esta disminución en la fisiología de las ballenas sugiere una reducción en los factores de estrés ambiental entre ambos años. Además, se plantea que las condiciones de confinamiento debido a la pandemia de COVID-19 y el fenómeno meteorológico de La Niña pueden haber contribuido a este descenso en el estrés de las ballenas.
Los científicos también sugieren que las ballenas podrían haber estado respondiendo a una disminución de contaminantes en sus aguas de alimentación. Estos resultados demuestran la resiliencia de esta especie, que ha logrado una exitosa recuperación tras la caza histórica de ballenas.
Estudios previos han observado cambios similares en las hormonas del estrés en ballenas en el lado opuesto del continente antártico, lo que sugiere que este fenómeno podría haber sido generalizado en todo el Océano Austral. La población de ballenas jorobadas de Australia ha ido aumentando gracias a las medidas de protección implementadas por el país.
Fuente: Diario Libre
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