En el centro de Canadá, una gran cantidad de basura ha sido arrastrada por el viento, revelando cadáveres de mujeres nativas americanas que han estado pudriéndose en un vertedero por dos años. Morgan Harris, de 39 años, Marcedes Myran, de 26 y una mujer sin identificar fueron violadas, asesinadas, descuartizadas y arrojadas a la basura en Winnipeg. Sus familiares no han podido enterrarlas y su búsqueda aún no ha comenzado. El cuerpo de Rebecca Contois, de 24 años, fue encontrado en un contenedor.
Este es el último episodio de una larga historia de violencia contra las mujeres aborígenes en Canadá. A menudo son blanco de asesinos y desprotegidas por las autoridades, a las que se acusa de prestar poca atención a estos casos.
Además, suelen ser "apartadas" por todo el mundo, según Elle Harris, de 19 años, miembro de la nación de Long Plain. Su madre, Morgan, tuvo una vida problemática, pasó años sin hogar y perdió la custodia de sus cinco hijos debido a su adicción a las drogas.
La familia de Morgan Harris se ha comprometido a no moverse hasta que hayan recuperado su cuerpo.
"Historia devastadora"
El asesino en serie Jeremy Skibicki, un agitador racista, había elegido específicamente a mujeres aborígenes que conocía en los refugios para personas sin hogar. Según los fiscales, el veredicto está programado para el 11 de julio.
En 2019, una comisión nacional calificó de "genocidio" los miles de asesinatos y desapariciones de mujeres de los pueblos originarios de Canadá. Aislamiento, marginación social, racismo, sexismo y prejuicios culturales hacen que las mujeres indígenas enfrenten un nivel desproporcionado de violencia.
"Autopista de las lágrimas"
Entre Prince Rupert y Prince George, en la Columbia Británica, entre 40 y 50 mujeres y algunos hombres han desaparecido desde los años 1960. Esta franja se ha convertido en el símbolo del feminicidio aborigen.
La tía de Tamara Chipman, una de las desaparecidas, denuncia que su caso, como la mayoría en esa ruta, nunca ha sido resuelto.
No estuvieron "a la altura"
Las investigaciones negligentes sobre mujeres estigmatizadas y consideradas drogadictas, prostitutas o alcohólicas han llevado a muchas familias a organizar sus propias búsquedas. La jefa de la policía nacional admitió que sus servicios "no estuvieron a la altura".
La unidad E-Pana ha sido creada para investigar si uno o más asesinos en serie son responsables de los crímenes de las jóvenes. Dieciocho mujeres figuran en la lista de la unidad, pero todavía no se ha establecido ninguna relación entre los casos.
Hay avances en las investigaciones, con la policía escuchando más a las familias y mejorando la seguridad en la carretera, pero el progreso es lento.
Fuente: Diario Libre
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.