Con la llegada del fin del año escolar, los padres comienzan a preguntarse cómo mantener a sus hijos activos, entretenidos y, sobre todo, estimulados durante las vacaciones.
En este contexto, los campamentos de verano se presentan como una alternativa ideal para canalizar la energía inagotable de la niñez y la adolescencia, así como para satisfacer el deseo natural de explorar y aprender.
La psicóloga Clarissa Guerrero sostiene que los campamentos “son una excelente fuente de oportunidades para desarrollar o potenciar habilidades de los niños. Tanto de tipo social, como en muchos casos deportivas, artísticas y muchas otras destrezas”.
A diferencia del entorno escolar tradicional, más estructurado y académico, estos espacios permiten una mayor libertad, fomentan la flexibilidad, el contacto con la naturaleza y la colaboración con otros niños, lo que refuerza sus habilidades interpersonales.
El campamento ideal: una decisión consciente

Uno de los mayores retos para los padres es elegir el campamento más adecuado para sus hijos. Según Guerrero, este debe estar alineado con la personalidad del niño, sus intereses y necesidades.
“Debe ser de disfrute y vehículo de reforzar autoestima y habilidades blandas”, apunta. Además, si los padres desean fomentar hábitos nuevos —como la puntualidad, el orden o la disciplina— es recomendable seleccionar un programa variado que combine momentos de aprendizaje con otros de puro disfrute.
A partir de los siete años, los niños pueden involucrarse en la elección del campamento, comenta la psicóloga. Si bien los padres tienen la última palabra, escuchar las expectativas y preferencias de los pequeños puede contribuir a que la experiencia sea más enriquecedora.
Aspectos clave a considerar

Clarissa Guerrero ofrece una guía práctica con elementos fundamentales que se deben tener en cuenta al momento de escoger un campamento:
- Duración y horario: Deben ser adecuados a la edad del niño y coherentes con sus hábitos de sueño, alimentación y actividad.
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Exposición al aire libre: El contacto con la naturaleza debe formar parte esencial del día a día.
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Variedad de actividades: Elegir programas que respondan a los gustos de los niños, ya sea en arte, deporte, ciencia o tecnología.
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Seguridad: Verificar que el personal esté capacitado y cuente con protocolos claros para el cuidado infantil.
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Tiempo libre: Es importante dejar momentos sin estructura. El aburrimiento ocasional es valioso para la creatividad y el desarrollo emocional de los niños.
Un verano con propósito
Más allá del simple entretenimiento, los campamentos pueden convertirse en una herramienta educativa y emocional clave en la vida de un niño. Elegir con conciencia y empatía puede hacer la diferencia entre una experiencia más y un verano verdaderamente transformador.
Fuente: Diario Libre
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