El presidente de Argentina, Javier Milei, anunció con orgullo este lunes la consecución del objetivo de "déficit cero", una meta fundamental de su estrategia de 'shock' que ha sido alcanzada a través de un severo ajuste sin precedentes que ha impactado negativamente en la economía real y ha generado diversos conflictos para el Gobierno.
Milei, quien asumió la Presidencia el pasado 10 de diciembre, decidió comunicar el resultado de las cuentas públicas de marzo a través de una cadena nacional de medios, en lugar de un comunicado tradicional acompañado de una hoja de cálculo de Excel.
A pesar de que la información puede resultar árida y compleja para la mayoría de los ciudadanos, Milei, economista de profesión, optó por destacar en horario de máxima audiencia la conquista en pocos meses de una de sus promesas de campaña.
Al presentar su plan de 'shock' en diciembre pasado para abordar los profundos desequilibrios de la economía argentina, Milei se comprometió a cerrar el año 2024 con un superávit fiscal, partiendo de un déficit primario del 2.9% del PIB y un resultado financiero negativo del 6.1% en 2023.
El logro alcanzado en el primer trimestre del año es significativo: se registró un superávit fiscal acumulado de 3.8 billones de pesos (4,336 millones de dólares), equivalente al 0.6% del PIB.
Además, el resultado financiero (después de pagar intereses de la deuda) acumulado fue positivo en 1.13 billones de pesos, equivalente al 0.2% del PIB, algo que no se veía desde 2008.
A pesar de que no hubo un crecimiento real de los ingresos, este logro se atribuye al efecto 'motosierra' (recorte neto de gastos) y 'licuadora' (gastos que aumentan a tasas inferiores a la inflación que fue del 287.9% interanual en marzo, resultando en una caída en términos reales).
Según Milei, prevaleció el efecto 'motosierra' sobre la 'licuadora'.
En la práctica, se aplicaron severos recortes reales en las transferencias a las provincias, en partidas para educación y salud, se paralizó la inversión en infraestructuras públicas, se produjeron despidos masivos en la Administración pública, significativos recortes en los subsidios estatales al transporte, la electricidad y el gas, y jubilaciones ajustadas por debajo de la inflación.
El enfoque para recuperar el equilibrio en las cuentas públicas ha generado fuertes tensiones con los gobernadores de provincias, todos ellos de la oposición, quienes en muchos casos recurrieron a la Justicia contra las medidas de ajuste.
Otro punto de conflicto importante se encuentra con la comunidad universitaria, que planea una gran marcha en protesta por los recortes en la financiación de la educación pública superior.
Los maestros, el personal sanitario y los trabajadores públicos han intensificado sus medidas de protesta, mientras que la Confederación General del Trabajo, la mayor central sindical del país, se prepara para llevar a cabo su segunda huelga general contra el plan de ajuste de Milei el 9 de mayo.
"Este es el culmen de un esfuerzo heroico que los argentinos estamos realizando", aseguró Milei, argumentando que el superávit fiscal es la única forma de poner fin a la alta inflación.
A pesar de que el ajuste, que el presidente prometió en campaña que recaería sobre la "casta política", está siendo soportado por las clases medias y bajas, cuyos ingresos han quedado rezagados frente a la inflación, empujando a miles a la pobreza y a otros a la indigencia.
Con la falta de capacidad adquisitiva en los hogares, el consumo ha disminuido, impactando negativamente en la actividad económica debido a la caída en la demanda de bienes y servicios.
A pesar de las proyecciones de los economistas privados de una contracción del 3.5% en el PIB para 2024, Milei se mostró optimista este lunes, señalando que la recuperación vendrá de sectores como la minería, los hidrocarburos, la agricultura, la recomposición de los salarios reales y la inversión privada.
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