domingo, junio 29, 2025
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Editoriales

Preocupación de los ecologistas por los efectos del proyecto del Tren Maya

En una caverna subterránea de la Riviera Maya mexicana, donde la naturaleza ha creado un paisaje de gran belleza, grandes columnas de acero con maquinaria incrustada están causando daños al delicado ecosistema.

Este es el dilema para los defensores del medio ambiente: la construcción del Tren Maya, un proyecto turístico de gran envergadura impulsado por el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, que pone en peligro los cenotes, fuentes de agua cristalina y piedra caliza que son abundantes en la península de Yucatán.

Se estima que hay alrededor de 2,400 de estos cenotes, muchos de los cuales están interconectados, y forman un sistema geológico único que es una de las atracciones turísticas más importantes de México.

Los pilotes forman parte del proyecto del Tren Maya, una iniciativa turística que abarca 1,500 km y que se espera que traiga prosperidad a una de las regiones más empobrecidas de México.

"Aquí hemos experimentado nuestras peores pesadillas. Hemos visto cómo la maquinaria penetra en la cueva, rompiendo el techo (…), destruyendo estalactitas milenarias", lamenta Roberto Rojo, biólogo y espeleólogo, al observar los daños ocasionados.

Rojo es parte de Sélvame del Tren, un grupo ambientalista que en marzo capturó en video cómo una enorme perforadora abría un agujero para colocar uno de los pilotes del viaducto en plena selva. Se estima que se instalarán hasta 17,000 columnas, según sus estimaciones.

A pesar de una orden judicial que exigía detener los trabajos hasta que el gobierno informara sobre los impactos y medidas de protección, las labores continúan.

Los ecologistas denuncian que la obra se lleva a cabo sin estudios de impacto ambiental aprobados, ha destruido 8.7 millones de árboles y ha provocado daños irreversibles al ecosistema subterráneo, que incluye ríos. Califican esto como un "ecocidio".

El presidente López Obrador tilda de "pseudoambientalistas" a los miembros de Sélvame del Tren, acusándoles de sacar provecho de la supuesta defensa de la naturaleza.

Acceder al cenote afectado no es tarea fácil. Debido a su consideración de "seguridad nacional", las obras están protegidas por la Guardia Nacional.

Para llegar allí, es necesario recorrer varios kilómetros desde Playa del Carmen, adentrarse en la selva y explorar a pie con un machete en mano para abrirse paso entre la maleza.

Una vez en la cueva, es esencial llevar casco con linterna y estar preparado para sumergirse en los ríos.

En el camino, adornado con estalactitas y estalagmitas en diferentes tamaños, la transparencia del agua es un espectáculo bajo la luz de las linternas.

Más adelante, se encuentran las primeras columnas que sostendrán el tren.

Aunque el presidente aseguró que los tubos tenían protección para evitar fugas de concreto, se han registrado derrames que han ensuciado el cenote y dañado el ecosistema.

Este pozo abastece de agua a la región y llega hasta el Arrecife Maya o Mesoamericano, el segundo mayor del mundo.

A pesar de las promesas del presidente de remediar los daños, la limpieza aún no se ha realizado y se siguen observando filtraciones y óxido en los pilotes.

Un informe de la procuraduría ambiental (Profepa) reveló que ha habido cinco derrames.

El gobierno defiende que han creado nueve áreas naturales protegidas en los cinco tramos terminados del tren, abarcando 1.34 millones de hectáreas. La mayor parte corresponde al Parque Nacional Bajos del Norte, una reserva submarina en el Golfo de México.

Asimismo, se ha establecido la Región Gran Calakmul en Campeche, sureste de México, que se espera que sea la segunda reserva de selva tropical más grande del mundo después del Amazonas en Brasil, con 1.5 millones de hectáreas.

A pesar de las críticas de los ecologistas, turistas y habitantes están llegando a la estación del Tren Maya en Playa del Carmen, que fue inaugurada hace dos meses.

En el interior, el edificio luce impecable y con poca actividad en una mañana de jueves. Alrededor de cien personas esperan abordar el tren, el cual tiene capacidad para 2,210 pasajeros, administrado por la secretaría de Defensa.

Algunos celebran los beneficios de modernización, la creación de empleos y una nueva alternativa de transporte, a pesar de los daños al medio ambiente.

Para Jaime Vázquez, promotor turístico de 40 años, el daño ambiental es parte inherente del desarrollo. Él ve esto como un equilibrio necesario entre afectar el entorno natural y beneficiar a los seres humanos.

– "Ecocidio" –

– Daño incalculable –

– "Es el ying yang" –

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