En los últimos tres decenios, el Estado dominicano ha experimentado dificultades financieras que ponen en peligro la estabilidad de la economía y su ritmo de crecimiento, lo que ha llevado a los gobiernos a revisar la forma en que obtienen recursos.
Problemas como el déficit de recaudación, la quiebra de instituciones financieras, la inflación y la escasez de alimentos, han generado situaciones de tensión social que han llevado a protestas en el país antes de las reformas.
A lo largo de la historia reciente, se han llevado a cabo al menos tres importantes reformas fiscales, con ajustes parciales entre ellas. El actual presidente, Luis Abinader, busca impulsar una nueva reforma que, según él, beneficiará a los sectores más desfavorecidos y requerirá un acuerdo nacional, a pesar de la mayoría parlamentaria que tiene su partido, el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
El gobierno ha estado considerando una reforma fiscal desde hace tiempo, especialmente después de los impactos económicos de la pandemia de COVID-19 y otros eventos internacionales. El año pasado, una comisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó a República Dominicana ampliar su base impositiva y reducir las exenciones fiscales.
Las reformas
El sistema tributario actual de República Dominicana se remonta a 1992, con la aprobación de la Ley 11-92 que establece el Código Tributario Dominicano. Esta legislación se creó en un momento de grave crisis económica y social, que se reflejaba en la escasez de combustible, el aumento en el precio de los alimentos y cortes de electricidad frecuentes.
En 1990, el Producto Interno Bruto (PIB) experimentó una contracción del 7.85 %. Estos eventos provocaron protestas violentas contra el gobierno de Joaquín Balaguer en ese momento.
A lo largo de los siguientes ocho años, el régimen fiscal permaneció relativamente estable, pero en 2000 se realizó una primera modificación que aumentó los impuestos sobre ingresos para personas y empresas.
Esta reforma se justificó en la ley debido a los impactos de “choques externos negativos” en la economía dominicana, como el aumento del precio del petróleo y la devaluación de la moneda europea frente al dólar.
Del PIB fue el costo estimado del rescate financiero tras la crisis bancaria del año 2003, según la Cepal.
En 2003, durante la gestión de Mejía, el país enfrentó una crisis bancaria que llevó a bancos locales a la quiebra, profundizando la crisis económica y aumentando el déficit del Banco Central. La población sufrió una alta inflación, manifestada en alzas constantes de precios de alimentos, tasas de interés elevadas y depreciación rápida de la moneda.
Déficit y reforma en 2004
De acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el déficit cuasifiscal llegó al 2.5 % del PIB debido a la intervención del Banco Central en el sistema bancario, mientras que el déficit del sector público no financiero alcanzó el 4 % del PIB. La crisis resultó en una caída del 0.4 % en la actividad productiva, graves desequilibrios macroeconómicos y altos índices de inflación.
La crisis económica de 2004, durante la campaña electoral en la que Leonel Fernández regresó a la Presidencia, impulsó la reforma fiscal de ese año. Fernández logró consensuar y aprobar la reforma en el Congreso Nacional, que incluyó la introducción de un anticipo del impuesto sobre la renta, un aumento del impuesto a la transferencia de bienes y servicios (Itbis) al 16 %, y un nuevo impuesto sobre la propiedad inmobiliaria, entre otras medidas recaudatorias.
En los años siguientes, se realizaron más cambios tributarios, como la Ley 557-05 sobre Reforma Tributaria y la Ley 495-06, que ajustaron impuestos y regulaciones para adaptarse al Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica.
En 2012, Danilo Medina asumió la Presidencia después de ocho años de gobierno de Fernández, ambos pertenecientes al Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Desde el inicio de su mandato, el gobierno se enfocó en el déficit fiscal como justificación para una reforma tributaria. La Ley 523-12 aumentó el Itbis al 18 % por dos años, antes de regresar al 16 % en 2015, a pesar de las protestas de grupos sociales como el Foro Social Alternativo y Justicia Social. Para la propuesta actual de Abinader, aún se están debatiendo
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.