En el día 26 de junio se inició un juicio único por un caso sin precedentes en la historia moderna de Rusia: la detención y encarcelamiento de un corresponsal occidental acusado de espionaje. A pesar de que el acusado, el periodista norteamericano Evan Gershkovich, niega enérgicamente las acusaciones, tanto él como su periódico y Washington enfrentan el proceso sin la presencia de la prensa ni del público en general, ya que el juicio se lleva a cabo a puerta cerrada con abogados rusos.
El corresponsal del Wall Street Journal está siendo juzgado en el mismo lugar donde fue detenido: Ekaterimburgo, en los Urales. Aunque los medios rusos y occidentales tuvieron acceso limitado a la sala del tribunal para tomar fotografías, a Gershkovish no se le permitió dirigirse al público desde la jaula de los acusados.
Tras pasar 15 meses en la cárcel de Lefortovo en Moscú, el periodista mostró poca emoción durante la audiencia de renovación de su detención, sonriendo ocasionalmente. A partir de ahora, su contacto con el exterior será limitado, ya que fue trasladado a una sala especial para audiencias secretas.
En Rusia, los juicios por cargos de espionaje se realizan siempre a puerta cerrada, impidiendo incluso a representantes consulares extranjeros acceder a la totalidad de las audiencias. Se desconoce la duración y detalles de la acusación de espionaje contra Gershkovish, quien presuntamente habría reunido información secreta sobre la fábrica Uralvagonzavod en Ekaterimburgo, sin que Rusia haya respaldado públicamente sus acusaciones.
En paralelo, las autoridades rusas han sugerido la posibilidad de un intercambio relacionado con el corresponsal del Wall Street Journal. Vladimir Putin insinuó dicha posibilidad en una conferencia de prensa anterior, mientras que un diplomático ruso recientemente informó sobre una propuesta realizada a Washington, dejando la decisión en manos de Estados Unidos.
Alsu Kurmasheva, una periodista ruso-estadounidense detenida en Rusia por presuntamente violar la ley sobre "agentes extranjeros", también enfrenta un juicio pendiente. Esta ley es utilizada por el Kremlin para perseguir a disidentes, organizaciones y medios de comunicación independientes en el país.
Fuente: Diario Libre
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