El incremento de las sanciones por parte de las naciones occidentales ha generado dificultades a Rusia para recibir los ingresos derivados del petróleo que utiliza para financiar su conflicto con Ucrania. ¿Está en riesgo la principal fuente de ingresos de la economía rusa?
Existen señales que así lo indican: el portavoz de Vladimir Putin, Dmitri Peskov, ha reconocido retrasos en los pagos debido a las llamadas sanciones secundarias. Hizo referencia a las amenazas de represalias lanzadas a finales de diciembre por el Tesoro de Estados Unidos en contra de los bancos que no cumplieran rigurosamente con las sanciones.
Este mensaje fue bien recibido en China, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, naciones aliadas de Rusia, donde varios bancos han suspendido cuentas rusas. Aquellos que aún trabajan con intermediarios rusos están tomando precauciones adicionales y demoran los pagos de las transacciones con Moscú por semanas o incluso meses.
Un segundo golpe para la economía rusa se ha dado en India: las refinerías han prohibido el transporte de crudo por parte de la principal empresa rusa. Reliance, el mayor refinador privado, prohibió a Sovcomflot, seguido por sus competidores públicos y privados. Esta empresa solía transportar alrededor del 15% del crudo ruso destinado a India. Desde la introducción de las sanciones, India se encuentra diversificando sus fuentes de suministro, reduciendo sus importaciones rusas y sustituyéndolas con compras de crudo iraquí y estadounidense.
El panorama es complicado, con una disminución de los ingresos petroleros de Rusia, aunque no lo suficiente como para detener el financiamiento de la guerra. La situación genera incertidumbre en la economía global, especialmente en Europa, donde se teme una escalada de los precios del petróleo. La guerra comercial y legal en torno al petróleo ha generado resultados mixtos hasta el momento, pero las tensiones siguen aumentando.
Para evitar un desenlace fatal, es necesario reducir los precios del petróleo, según Andriy Yermak, consejero de Volodimir Zelenski. La historia muestra cómo la caída de los precios del crudo desestabilizó a la Unión Soviética en el pasado. Con el barril de petróleo a 85 dólares actualmente, la economía rusa sigue funcionando, pero la presión internacional continúa en aumento.
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