En contraposición a la imagen comúnmente conocida de Franz Kafka como un hombre atormentado y sombrío, algunas de las cartas que escribió entre 1914 y 1920, ahora publicadas en español, revelan su faceta como un seductor, un hombre cercano y lleno de humor.
Estas cartas también revelan un hecho poco documentado, como su insistencia en ser reclutado como soldado durante la Primera Guerra Mundial, algo que sus superiores evitaron debido a que lo consideraban un empleado ejemplar y necesario.
La edición de estas cartas, compuesta por Ignacio Echevarría en 'Franz Kafka. Cartas. 1914-1920′ (Galaxia Gutemberg), revela este detalle y se presenta como el segundo volumen de una producción epistolar que consta de tres tomos, con un total de cerca de dos mil cartas conservadas.
En este volumen en particular, se incluyen más de quinientas cartas, cerca de ciento cincuenta inéditas en español, que abarcan los años cruciales en el desarrollo y maduración de Kafka como autor.
Una carrera accidental
Franz Kafka (Praga, 1883 – Kierling, Austria, 1924), escritor checo de origen judío, desarrolló su carrera literaria en alemán y solo publicó algunos de sus textos.
Antes de su muerte a los 40 años, Kafka ordenó a su amigo íntimo y consejero literario, Max Brod, que quemara todos sus manuscritos. Sin embargo, Brod desobedeció y llevó consigo los escritos a Palestina en 1939, editando parte de ellos y contribuyendo a la publicación de sus obras más importantes.
El período que abarca este volumen coincide con el inicio de la Primera Guerra Mundial, un contexto que se refleja durante los casi cuatro años de estas cartas, así como con el diagnóstico de tuberculosis, eventos que afectaron profundamente a Kafka.
La organización de las cartas ha evitado agruparlas por destinatarios, optando por una secuencia estrictamente cronológica para resaltar las diferentes tonalidades que Kafka empleaba con cada persona, mostrando así las distintas facetas de su personalidad.
Estas cartas abarcan un amplio espectro de destinatarios, incluyendo amigos de la juventud, familiares, otros escritores de la época y figuras de su entorno laboral y social.
Lo más sorprendente al leer estas cartas es el humor presente en las mismas, revelando a un hombre sonriente, atractivo, encantador y tímido, que se autodescubría con sus interlocutores. Además, también se revelan sus intentos por participar como soldado en la Primera Guerra Mundial, a pesar de su orientación política pacifista.
Otro aspecto destacado en estas cartas es su relación con el judaísmo, en contraposición al sionismo, reflejando un debate interno sobre su identidad y creencias.
Si bien algunas cartas se han perdido, se han recopilado todas las que Kafka escribió, así como algunas pocas que le fueron dirigidas.
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.