Secundino Corniel, un hombre de 84 años, ha pasado gran parte de su vida cuidando un mausoleo en el cementerio Cristo Redentor en el Distrito Nacional. Durante los últimos 30 años, se ha dedicado a limpiar tumbas en este cementerio, recibiendo una paga mensual que varía entre 2,000 y 500 pesos.
Antes de convertirse en limpiador, Secundino era trompetista y formó parte de la orquesta del famoso merenguero dominicano Johnny Ventura. A pesar de tener una carrera corta como músico debido a problemas dentales, ha dedicado su vida a cuidar unas 20 tumbas en el Cristo Redentor.
Aunque los pagos de sus clientes pueden ser inconstantes, logra reunir entre 5,000 y 6,000 pesos cada mes. A pesar de no tener hijos ni esposa, ha sido acogido por una familia desde que llegó al país en la década del 70. Secundino se mantiene firme en el cementerio, donde también tiene reservado un pequeño terreno para su sepultura.
Músico de Johnny
Secundino era trompetista. Durante año y medio tocó en la orquesta de Johnny y luego salió hacia Estados Unidos. Allá duró poco más de un año, pues un inconveniente que no precisa lo hizo regresar. Ya no tocaba, pues su dentadura, dañada, no le permitía hacer la presión que requería el puente que usa para hacer sonar al instrumento.
El Cristo Redentor se abrió al público en 1973 y es el cementerio más grande en la capital dominicana. A la fecha, con casi la totalidad de sus cuatro kilómetros de extensión ocupados, recibe un promedio de 15 muertos al día, según su administración.
Este hombre, como la tumba que cuida, se mantiene firme en el lugar a donde tiene apartado un pequeño terreno para su sepultura, cuando le llegue el momento.
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No tiene hijos ni esposa, pero sí una familia que lo adoptó, cuando llegó al país en la década del 70. Aunque acude a diario al cementerio y se queda allí hasta pasado el mediodía, no siempre limpia. Como ocurrió ese martes de marzo en que habla con Diario Libre, solo se queda ahí sentado, mirando a los vivos en sus afanes con los muertos. En el cementerio por siempre Secundino ha sido testigo del crecimiento que ha tenido el cementerio, ha escuchado los rumores de atracos y profanación de tumbas y, con los años también le ha tocado ver partir a muchos que compraron una parcela y construyeron con la idea de pasar ahí la eternidad, pero que luego mudaron sus planes porque encontraron mejores condiciones en otros lugares.El hombre, como la tumba que cuida, se mantiene firme en el lugar a donde tiene apartado un pequeño terreno para su sepultura, cuando le llegue el momento. Leer más Negocio en torno a la muerte: cementerios públicos acaparados por vivos y sin espacio para muertos Negocio en torno a la muerte: exclusividad y alto costo en los cementerios privados Negocio en torno a la muerte: muchas funerarias y poca regulación){kind=link}