Cuando creía que su futuro estaba en las pasarelas y en las portadas de revista, la joven brasileña Kamila Rodrigues Cardoso, ahora conocida como la Hermana Eva, sorprendió a todos al cambiar los flashes de las cámaras por la luz de la fe. A sus 21 años, y con apenas tres de vida religiosa, ya se ha convertido en un fenómeno viral.
No fue un simple “llamado”. Su decisión de abandonar el modelaje nació de un episodio más profundo: a los nueve años, perdió a su padre, un trauma que la sumió en la depresión y la ansiedad durante su adolescencia.
“Fue entonces cuando me acerqué a la iglesia, empecé a rezar el rosario, y un día, al ver a una madre pasar durante la misa, sentí una luz muy fuerte que me inspiró”, contó la joven en el programa The Noite, del canal SBT, según relató el diario O Globo.
El camino espiritual
A los 18 años ya había sido ordenada, y al ingresar a la Congregación Sancta Dei Genitrix, liderada por el sacerdote ortodoxo José Ribamar Dias, cambió su nombre por Eva, en honor a la primera mujer de la Biblia, “sacada de las costillas de Adán y vivificada por el soplo de Dios”, explicó.
Su salto a la viralidad llegó cuando fue grabada en Goiânia tocando timbres en barrios humildes, vendiendo pequeños artículos religiosos, incluidos llaveros, para financiar la construcción de su convento. Su belleza natural, incluso bajo el hábito, no pasó desapercibida y encendió las redes.
“Ya me han pedido matrimonio y me han propuesto noviazgo por redes sociales, pero eso no cambia mi vocación”, dijo con humor en la entrevista. Eso sí: admite que se maquilla “ligeramente”, con permiso de su congregación, porque “como esposa de Jesús, quiero ofrecerle siempre mi mejor versión”.
Hoy, la Hermana Eva sigue recorriendo las calles que en otra época caminó como modelo. Con una sonrisa sincera y un llavero en la mano.
Y como ella misma afirma: “Renunciar al mundo entero para vivir para Él es una de las vocaciones más hermosas que existen”.
Fuente: Diario Libre
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