La historia de los clubes de lectura tiene raíces antiguas. Ya en el siglo XVI, las tertulias literarias reunían a intelectuales, poetas y curiosos en torno a las letras.
Hoy, esa tradición renace entre los jóvenes dominicanos, que han encontrado en la lectura no solo un refugio personal, sino también un punto de encuentro, de conversación y de comunidad.
En tiempos de pantallas y notificaciones, leer juntos se ha convertido en un acto casi subversivo y una forma de reconectar con lo esencial.
A continuación, proponemos un recorrido por siete clubes y espacios literarios que están redefiniendo la manera de leer en República Dominicana.
1. SDQ Lee: leer como forma de resiliencia
Lo que nació en 2017 como un ejercicio personal de superación para su fundador, Víctor Abreu, se transformó en un movimiento lector que hoy agrupa a cientos de jóvenes.
SDQ Lee combina el intercambio de libros, lecturas guiadas y un dinámico club en Telegram, donde los debates son tan apasionados como las páginas que los inspiran.
"Aquí no solo leemos libros; los desmenuzamos, los debatimos y los disfrutamos en comunidad", cuenta su creador en su página web.
En 2025, su calendario propone 24 libros y cuatro ciclos temáticos, desde clásicos del Boom latinoamericano como El otoño del patriarca, hasta obras contemporáneas como La vegetariana o Buenos presagios. Las reuniones, cada último jueves del mes, se realizan vía Zoom, manteniendo la esencia comunitaria incluso a través de las pantallas.
Su próxima cita: el 30 de octubre con la lectura de Carmilla, de Sheridan Le Fanu y El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez.
Leer, debatir y compartir sin barreras: ese es el espíritu que mueve a SDQ Lee.
2. Club de lectura Mamey: entre libros y café caribeño
En el corazón de la Ciudad Colonial, la librería Mamey se ha convertido en punto de encuentro para lectores de todas las edades.
Su Círculo de Lectura, gestionado desde Instagram, reúne a quienes disfrutan conversar sobre un libro en común entre el aroma del café y los muros cargados de historia.
Cada sesión es un viaje entre páginas y voces diversas, una tertulia moderna que mantiene viva la tradición de la lectura compartida en el Caribe.
Su próxima reunión será el 5 de noviembre, junto a Abzocol CC, en el Parque Las Mercedes, para comentar sobre Victoire, la madre de mi madre, de la autora Maryse Condé.
3. Voices Unleashed: poesía, música y comunidad
Más que un club de lectura, Voices Unleashed es una experiencia cultural. Llegó a Santo Domingo en plena efervescencia creativa, con la poeta Kenya Roque como una de sus impulsoras locales junto a Aimée Arvelo.
El proyecto -nacido en Bali y expandido a ciudades como Nueva York o Ámsterdam- propone noches de open mic donde la palabra se vuelve música, verso o confesión.
Poetas, músicos y artistas se reúnen una vez al mes en lugares como Jardín Secreto RD, creando una comunidad donde el arte y la autenticidad florecen sin filtros. Un lugar para compartir tu historia y encontrar un sentido de pertenencia.
Entre las personalidades que han pasado por allí están el escritor Yuan Fuei Liao, los músicos Laura Rivera y Rafa Payán, la escritora Karlina Veras o la cantante Lena Dardelet.
No te pierdas el próximo: la cita es el 30 de octubre en el @jardin_secreto.rd a las 7:00 pm.
4. Casa Calíope: donde los libros tienen alma
Detrás de esta librería están Stephanie Pérez y María Eugenia Espinal, dos abogadas que decidieron abrir un espacio donde los libros fueran puentes de conexión y comunidad, de refugio para lectores.
En Casa Calíope, la lectura se celebra de dos formas: el Club de Lectura, con membresía y encuentro mensual, y los populares Reading Parties, en los que se lee en silencio y luego se comparte con vino, snacks y risas.
Su club de lectura, dirigido a mayores de edad, invita cada mes a salir de lo conocido y adentrarse en nuevas voces, géneros y estilos.
La membresía incluye un 15 % de descuento en el libro del mes, acceso a la reunión presencial -que se celebra el último sábado de cada mes-, además de snacks y algunas sorpresas.
Una experiencia pensada para disfrutar la lectura como un acto social y estimulante, con un toque retador, en buena compañía y entre libros con alma.
Hablamos de un refugio para lectores inquietos, una casa donde las historias se viven en comunidad.
5. Tragalibros: lee lo que quieras, comparte lo que amas
Si prefieres elegir tus propias lecturas, el Club Tragalibros es para ti. Aquí no hay libro obligatorio: cada quien lleva el título que tiene entre manos y comparte su experiencia en un ambiente relajado, generalmente en un café de Santo Domingo.
Durante 2025, el grupo está dedicando sus encuentros a autores dominicanos, en un homenaje a la literatura local y sus múltiples voces.
“Lee lo que quieras” se ha convertido en el lema de una comunidad que celebra la diversidad literaria sin etiquetas. ¡No importa si lees novelas, poesía, no ficción o cómics, aquí hay espacio para todos los géneros y estilos!
6. Saber amar: versos para el alma
Entre árboles, con rutas de senderismo programadas, o bajo las luces cálidas del local Saber Amar, aquí los encuentros de poesía son un canto a la sensibilidad.
Poetas locales y amantes de la literatura se reúnen para compartir versos, leer en voz alta o simplemente escuchar.
Un espacio para compartir emociones sin pretensiones, donde la poesía vuelve a ser una experiencia humana y colectiva abierta a quienes escriben o a aquellos que solo buscan dejarse tocar por la palabra.
Noches de poesía y versos libres perfectas para conectar con la naturaleza, con otros y, sobre todo, con uno mismo.
7. Rutas literarias, la lectura como viaje interior
En este proyecto, la literatura se vive con los pies en la tierra.
Rutas Literarias RD propone experiencias únicas: leer en silencio entre los senderos del Jardín Botánico, compartir versos de Dante en contacto con la naturaleza o simplemente caminar y dejar que los libros nos acompañen.
No se trata solo de leer, sino de vivir la lectura, sentirla como un acto de introspección y conexión con los demás.
Un renacimiento lector
En la República Dominicana, los clubes de lectura se han convertido en mucho más que espacios para comentar libros: son comunidades vivas donde la literatura se comparte, se debate y se celebra.
Herederos de las tertulias coloniales, estos nuevos espacios reinterpretan la tradición con un lenguaje actual, cercano y digital, adaptándose a los ritmos y sensibilidades de una generación conectada pero hambrienta de experiencias reales.
Hoy, los jóvenes leen en cafés, en librerías, en jardines o frente a una pantalla; comentan en Telegram, graban reseñas, crean comunidades. Han hecho de la lectura una forma de encuentro y expresión que trasciende el papel y abraza la diversidad de voces.
Porque sí, los jóvenes dominicanos leen. Y lo hacen con pasión, con curiosidad y con un profundo sentido de pertenencia a una herencia literaria que, lejos de apagarse, se reinventa.
En cada club, en cada lectura compartida, la palabra vuelve a tener el poder de reunir, emocionar y transformar.
Fuente: Diario Libre
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