martes, septiembre 16, 2025
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Editoriales

Manuel Rocha declara en una audiencia sobre su presunto espionaje a favor de Cuba

Manuel Rocha ha admitido ser culpable de actuar en secreto como un agente del gobierno de Cuba durante 40 años, en un caso que se ha considerado una de las infiltraciones más extensas en la historia del Gobierno de los Estados Unidos, atribuyendo sus acciones a la influencia de la "política radical" en su juventud.

"Tengo 73 años. Durante mis años universitarios, fui fuertemente influenciado por la política radical de esa época", declaró Rocha el viernes pasado ante la jueza federal Beth Bloom, quien lo sentenció a cumplir cinco y 10 años de prisión consecutivamente por dos cargos.

Nacido en Colombia en 1950 y naturalizado estadounidense en 1978, el exembajador explicó que su compromiso con el cambio social radical lo llevó a traicionar su juramento de lealtad mientras servía en el Departamento de Estado de los Estados Unidos durante dos décadas.

Rocha mencionó que se apartó del gobierno estadounidense hace 22 años, estableciéndose en Miami para enfocarse en su familia y la educación de sus hijos. Posteriormente, ocupó un cargo en Barrick Gold Pueblo Viejo en República Dominicana, donde destacó por mejorar la imagen de la empresa y sus relaciones con el gobierno dominicano.

En cuanto al acuerdo de culpabilidad, Rocha modificó su declaración en febrero, lo que resultó en la retirada de 13 cargos. El exembajador también acordó cooperar con los Estados Unidos para evaluar cualquier daño causado por su trabajo en nombre de Cuba y renunciar a beneficios de jubilación futuros, entre otros aspectos.

"Le diste la espalda a un país que te lo dio todo"

La jueza Bloom expresó su fuerte desaprobación por las acciones de Rocha, calificándolas como un ataque a la democracia y a los ciudadanos estadounidenses. Se resaltó que Rocha había traicionado su juramento de lealtad y había dado la espalda al país que lo había acogido.

Agente encubierto

Las acusaciones se basaron en reuniones entre el exdiplomático y un agente encubierto del FBI que se hizo pasar por representante de la inteligencia cubana. Durante estos encuentros, Rocha admitió trabajar para Cuba durante varias décadas y elogió al régimen de Castro, identificándose con la causa cubana y denigrando a Estados Unidos.

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