Una de las producciones locales más ambiciosas del año llegará a las salas de cine el próximo 7 de agosto. Se trata de “A tiro limpio”, un thriller de acción y drama dirigido por Jean Gabriel Guerra, protagonizado por Manny Pérez, Frank Perozo, Solly Durán, Josué Guerrero y Tony Almont.
El filme narra la historia de un grupo de asaltantes de élite que lleva a cabo una serie de robos estratégicos en busca de venganza contra un poderoso magnate mafioso.
Con un ritmo frenético, cargado de escenas de acción intensas, la historia se complica cuando la policía los identifica, desatando una persecución sin tregua. En medio del caos, se revela que todos los personajes están motivados por un profundo deseo de justicia.
Durante un encuentro con la prensa, que pudo ver un fragmento del filme que duró más de una década en concretarse, el director Jean Guerra, acompañado de los actores Manny Pérez y Frank Perozo, ofreció detalles del largo proceso de producción.

Guerra reveló que el proyecto tomó varios años de desarrollo y fue pensado cuidadosamente para ofrecer un cine de acción al nivel internacional, con influencias visuales claras de clásicos como Heat (1995) y Collateral (2004), ambas de Michael Mann.
“Fue un rodaje sumamente exigente”, explicó Guerra. “Tuvimos que filmar escenas con armas reales, traer expertos desde Puebla y Miami para las secuencias de acción y cumplir con estrictas medidas de seguridad. Incluso hubo escenas grabadas con fiebre, con disparos en espacios cerrados y repeticiones interminables para lograr tomas en plano secuencia”.
- Uno de los momentos más difíciles fue el rodaje de una secuencia en un elevado, con más de 30 vehículos y más de 20 mil tiros en tres domingos consecutivos.
“Todo eso fue coreografiado y ejecutado con disciplina militar”, dijo Pérez, quien tuvo que bajar más de 35 libras para interpretar su personaje.
Frank Perozo, por su parte, destacó la complejidad emocional del papel que interpreta: “No es simplemente un villano. Es un hombre de negocios que ve su mundo amenazado. No lo enfoqué desde la maldad, sino desde la defensa de lo que él cree justo”.
La película, que originalmente estaba pautada para estrenarse en abril, fue pospuesta para este verano con el objetivo de afinar detalles técnicos y garantizar una experiencia visual impactante. La música principal del filme es una colaboración entre Vaquero y Pavel Núñez, uniendo dos generaciones de talento local.
- “A tiro limpio” es, según Guerra, solo el inicio de una trilogía. “Ya tenemos pensada la segunda y tercera parte”, adelantó.
Al estilo militar
Ante la pregunta de Diario Libre, el director del filme habló de la complejidad del rodaje y las exigencias físicas y técnicas de la producción fueron extremas.
Las armas utilizadas en la película eran reales, prestadas bajo estrictas medidas de seguridad. Cada miembro del equipo debía portar protección, incluyendo caretas especiales, ya que los disparos generaban explosiones de pólvora en espacios cerrados.
Según explicó Guerra, si un arma se dañaba, el rodaje debía detenerse por horas hasta repararla, porque solo se disponía del número exacto solicitado.
Para garantizar la seguridad y la calidad de las secuencias, se contó con asesores internacionales provenientes de Puebla y Miami, expertos en efectos especiales y escenas de acción. “No podíamos tener margen de error con las armas. Cada toma requería una preparación milimétrica”, explicó el director.
Uno de los momentos más desafiantes fue una toma secuencia —sin cortes— en la que se simula un asalto. Se repitió seis veces, y el propio director confesó estar enfermo de fiebre ese día, monitoreando la grabación mientras luchaba por mantenerse en pie.
Además, se filmaron escenas en locaciones complejas como un elevado de Santo Domingo a plena luz del día, lo cual implicó bloquear el tráfico por tres domingos consecutivos, desde las cinco de la mañana.
Más de 30 vehículos y 20,000 tiros fueron coordinados en esas escenas, lo que requirió una logística similar a la de una operación militar.
Transformaciones físicas y entrega total
Los actores también enfrentaron un riguroso entrenamiento físico. Manny Pérez, por ejemplo, bajó más de 38 libras en dos meses con ayuda del entrenador Román de la Cruz para interpretar a su personaje.
“El entrenamiento fue prácticamente militar. Dietas estrictas, armas reales, y mucho crossfit. No recuerdo cómo lo logré, pero lo hice”, relató el actor.
Frank Perozo destacó que el reto no solo fue físico, sino también emocional. Aunque su personaje podría parecer el villano, él lo interpretó desde una perspectiva más humana: “Es un hombre de negocios que ve su mundo amenazado. No es malo, solo está defendiendo lo suyo”.
Una historia local, con visión internacional
El guion, escrito por Gustavo López y Miguel Yarull, no fue seguido de forma rígida. Guerra explicó que permitió a los actores reescribir sus líneas para lograr mayor autenticidad, siempre y cuando se conservara la idea original: el resultado fue un filme de acción al más alto estándar internacional.
Fuente: Diario Libre
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