sábado, junio 21, 2025
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Editoriales

Camisa azul: un icono de la moda

Si Audrey Hepburn o Diana de Gales hicieron de esta prenda un básico de estilo, las pasarelas de firmas como Palomo Spain o Prada confirman que esta pieza es un básico atemporal inamovible en el armario de los que más saben de moda: de Alexa Chung a Zendaya confirman que la camisa azul evoluciona, pero nunca desaparece. 

De uniforme utilitario a símbolo de sofisticación

El origen de la camisa azul se remonta al siglo XIX, cuando comenzó a utilizarse como prenda de trabajo en sectores como la marina, la industria y el ferrocarril. El tono azul, especialmente en su versión más oscura, ayudaba a disimular la suciedad, mientras que el algodón resistente aseguraba durabilidad

Esta funcionalidad se mantuvo durante décadas hasta que, con el auge del `prêt-à-porter´ en la segunda mitad del siglo XX, la camisa azul fue reinterpretada por diseñadores y casas de moda.

Su transformación más significativa se produjo a partir de la década de 1950, cuando comenzó a desvincularse del ámbito laboral para introducirse en el vestuario masculino formal y, poco después, en el femenino. 

La progresiva incorporación de tejidos más ligeros, cortes entallados y colores celestes permitió que esta prenda adquiriera una nueva dimensión: la del refinamiento sutil, lejos de la rigidez del uniforme.

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De Armani a Del Pozo o Palomo Spain

A lo largo del siglo XX, diseñadores influyentes han contribuido a consolidar la camisa azul como un referente estético. Giorgio Armani la integró de forma sistemática en su propuesta de sastrería relajada durante los años ochenta, proponiendo una imagen moderna del poder ejecutivo, más suave y cercana. 

En paralelo, Ralph Lauren elevó la camisa azul a icono del estilo americano, conjugándola con vaqueros y blazers en su imaginario de campus universitarios y vida al aire libre.

Más recientemente, Phoebe Philo la convirtió en pieza fundamental del minimalismo chic durante su etapa en Céline, presentándola en cortes XL con cuellos estructurados y mangas amplias. Bajo su influencia, la camisa azul se transformó en una declaración de elegancia despojada, alejada de artificios.

En el ámbito español, diseñadores como Josep Font, en su etapa en Delpozo, reinterpretaron la camisa clásica con volúmenes arquitectónicos, mientras que firmas como Palomo Spain la han subvertido con transparencias, plisados y códigos de género fluidos.

La favorita de Audrey Hepburn o Diana de Gales

Al igual que ocurre con otras prendas esenciales, su legitimidad definitiva llegó de la mano de iconos culturales. En el cine, Audrey Hepburn y Katharine Hepburn (sin parentesco) la llevaron con naturalidad, dotándola de una fuerza visual que desafiaba los roles de género de su época. 

La imagen de Lauren Bacall con camisa azul de popelina y pantalón masculino sigue siendo una referencia ineludible del estilo sobrio y poderoso, previo al siglo XXI, cuando Carolina Herrera consolidó su uso en clave femenina con un sello inconfundible: camisa blanca o azul celeste combinada con faldas voluminosas o pantalones de pinzas. 

Más recientemente, la princesa Diana de Gales ofreció numerosas versiones informales de esta prenda en sus apariciones cotidianas: combinada con vaqueros, bajo suéteres o simplemente arremangada, encarnando una imagen de elegancia espontánea que sigue inspirando a generaciones.

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2025: una prenda renovada en las pasarelas

Lejos de perder vigencia, la camisa azul ha reaparecido en las colecciones de primavera-verano 2025 como una de las piezas más versátiles de la temporada. En Milán, Prada la presentó reinterpretada en tejidos tecnológicos, con acabados satinados y bolsillos asimétricos, en una clara alusión a la funcionalidad industrial de sus orígenes.

En París, Balenciaga propuso versiones extragrandes, en azul Oxford desgastado, combinadas con faldas lápiz de cuero o pantalones cargo, recuperando la estética grunge con una pátina de sofisticación.

Por otro lado, The Row apostó por el minimalismo absoluto, con camisas de seda azul empolvado, sin botones visibles, en conjuntos monocolor que enfatizan la pureza de las líneas.

En Nueva York, Proenza Schouler jugó con las proporciones y los materiales, proponiendo camisas azules con cuello Mao, botonaduras diagonales y mangas abiertas, que borran los límites entre blusa y camisa en una silueta ambigua.

Estas propuestas coinciden en una premisa común: la camisa azul no se impone, pero siempre está. En clave formal, casual o conceptual, ofrece una base sólida para construir estilos diversos y sobrevive al paso del tiempo en diferentes patrones o tonalidades.

Las nuevas embajadoras del estilo clásico

Entre las celebridades que han apostado recientemente por la camisa azul como parte esencial de su estilo figuran mujeres con perfiles muy diferentes, pero con un punto en común: el dominio de una estética sin esfuerzo. 

Zendaya la ha lucido en presentaciones informales, combinada con pantalones anchos de sastre o faldas plisadas, demostrando su capacidad para reinterpretar clásicos con un giro contemporáneo. También Dakota Johnson, icono del estilo relajado californiano, ha incorporado camisas azules en tejidos suaves, como el lino o la franela fina.

Otra figura que ha recuperado la camisa azul como símbolo de refinamiento es Sofia Richie Grainge, referente de la estética ‘quiet luxury’. La lleva con trajes neutros, sandalias planas y peinados limpios, en una versión más pulida del estilo minimalista heredado de la década de los noventa.

En el contexto europeo, Alexa Chung y Jeanne Damas siguen apostando por versiones clásicas en algodón, combinadas con vaqueros de tiro alto y mocasines. Su presencia en redes sociales consolida esta prenda como parte del imaginario chic francés, donde la sencillez es sinónimo de elegancia.

Una prenda que es sinónimo de elegancia

La camisa azul, lejos de limitarse a su papel histórico de prenda utilitaria, ha sabido adaptarse a los cambios estéticos y culturales con una solvencia que pocas piezas pueden igualar. 

Diseñadores, celebridades y consumidores coinciden en su valor como punto de partida, como prenda sobre la que se puede construir un lenguaje propio, ya sea depurado o provocador. En 2025, su vigencia no solo es un reflejo del retorno a la sobriedad, sino también una reivindicación de lo permanente frente a la inmediatez.

Como ocurre con todas las prendas verdaderamente icónicas, su fuerza no reside en llamar la atención, sino en ofrecer una base sólida desde la cual pensar el estilo personal. La camisa azul, en su silencio, sigue hablando con claridad.

(Texto: María Muñoz Rivera)

Fashion Alert: ¡Vuelven los flecos y así se llevan!

Fuente: Diario Libre

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