El camino hacia el vigésimo título de los Celtics ha sido largo y fructífero. Más de una década de decisiones estratégicas por parte de la gerencia, aciertos en el draft y cierta dosis de suerte con agentes libres han permitido la conformación de un plantel ganador que puso fin a una sequía de títulos que duró 16 años.
Ahora, con Jaylen Brown consolidado como el Jugador Más Valioso de las Finales de la NBA y un contrato a largo plazo asegurado, y con la incorporación de Jayson Tatum, otro jugador estelar, con un contrato de 300 millones de dólares, los Celtics parecen tener el equipo necesario para buscar la repetición como campeones, una hazaña que no se logra desde los Warriors de Golden State en 2018.
Tras obtener su decimoctavo título y convertirse en la franquicia más laureada de la historia, los Celtics celebran el trabajo realizado desde 2013, cuando el proceso de construcción inició con la llegada de Brad Stevens como entrenador.
Después de un cambio radical en la dirección deportiva que significó el adiós a Danny Ainge, arquitecto del título de 2008, y la designación de Stevens como nuevo presidente de operaciones deportivas, el equipo ha sabido capitalizar las estrategias previas y realizar movimientos acertados para fortalecer su plantilla.
Entre ellos se destaca la adquisición de jugadores clave como Derrick White, Kristaps Porzingis y Jrue Holiday, así como decisiones audaces como el traspaso de Marcus Smart y Malcolm Brogdon en momentos cruciales.
Con un balance de 80 victorias por 21 derrotas en la temporada, los Celtics han logrado posicionarse como uno de los mejores equipos en la historia de la franquicia, marcando un hito al ser el equipo con mejor registro en la temporada regular que finalmente se corona campeón en los últimos siete años.
Fuente: Diario Libre
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