Elegir a la persona idónea para presentar la ceremonia de los Óscar, y que esa persona o personas quieran hacerlo, se está convirtiendo en algo casi tan difícil como elegir a la mejor actriz o actor, al mejor director o a la mejor película para alzarse con el galardón más prestigioso del mundo del celuloide.
La Academia de Hollywood busca a presentadores con una trayectoria consagrada que sepan caminar por el alambre de llevar una ceremonia amena y divertida, con sentido del humor, pero sin caer en el esperpento ni en las bromas pesadas que puedan generar polémica.
Después de las actuaciones de los últimos años, y teniendo en cuenta que es una gala que se mira con lupa en todo el mundo, los presentadores más famosos y con una carrera consolidada, dudan en exponerse a una actuación en la que pueden tener más que perder que ganar.
Tanto es así, que incluso los humoristas menos conocidos, a los que les podría servir de trampolín esta presentación, tienen reparos en llevarla a cabo.
Ya quedaron muy atrás los tiempos de Bob Hope, que durante cuatro décadas presentó la ceremonia de entrega de los Óscar hasta en diecinueve ocasiones, desde principio de los años cuarenta y llegando hasta finales de los setenta.
Durante su larga trayectoria vivió el cambio a la retransmisión en directo e incluso el paso del blanco y negro al color.
Llegó a recibir una medalla de la academia por los servicios prestados y encarriló cómo debía presentarse la gala para futuras generaciones.

Los presentadores de los Óscar
Su relevo lo recogió Billy Crystal, que ha llegado a acumular hasta nueve presentaciones, iniciando su periplo en los años noventa, -en los que llegó a actuar hasta en seis ocasiones-, y finalizando más de dos décadas después.
El icónico actor de la película `Cuando Harry encontró a Sally´ (Rob Reiner, 1989), supo ganarse a la audiencia con su humor y simpatía.
Inolvidable su aparición con un bozal, en los Óscar de 1992, inspirado en el personaje del macabro doctor Hannibal Lecter de `El silencio de los corderos´ (Jonathan Demm,1991) traducido como “El silencio de los inocentes” en Hispanoamérica.
También permanece en la memoria del público español la broma de Billy Crystal sobre el dominio de la lengua inglesa del director Pedro Almodóvar, ganador del Óscar a la mejor película extranjera con `Todo sobre mi madre´ en el año 2000, comentando que Roberto Benigni parecía un profesor de inglés a su lado.
Ese mismo año tuvo la genialidad de imaginar qué estarían pensando algunas estrellas como Jack Nicholson, lo llamó “What the Stars Are Thinking”. Tuvo tanto éxito entre el público, que volvió a repetir la sección en su presentación en 2004.
Grandes actuaciones también fueron las de Whoopi Goldberg, la primera mujer de color en presentar la gala y que repitió hasta en cuatro ocasiones.
La actriz, una de las pocas profesionales a lo largo de la historia en conseguir el EGOT (Emmy, Grammy, Óscar y Tony), supo contagiar su buen humor al público, multiplicando las bromas durante sus actuaciones, como aquella de “No beban tanto en la fiesta de después, que el año pasado un productor salió acompañado por alguien de su edad”.
Ellen DeGeneres también tuvo actuaciones memorables, protagonizando momentos viralizados en redes sociales, como cuando pidió pizza en directo y la compartió con destacadas estrellas en la gala, o cuando organizó un selfi con Angelina Jolie, Meryl Streep y Brad Pitt, entre otros.
Sin embargo, no todo el mundo ha salido bien parado después de presentar la gala de entrega de trofeos.
Lo saben bien Anne Hathaway y James Branco, considerados los peores maestros de ceremonias de todas las entregas de premios. Sus actuaciones musicales, con una evidente falta de química entre ellos, no hicieron gracia a casi nadie.
Tal vez Jimmy Kimmel, que ha presentado la gala durante cuatro años, no ha querido repetir por no tener que superar de nuevo malos tragos como el de decirles a los integrantes de “La la Land” (Damien Chazell, 2016) que había ocurrido un error y ellos no eran los ganadores a mejor película, después de tener a todo el equipo en el escenario con la estatuilla en su poder.
Aunque salió bien parado del incidente y luego repitió experiencia en tres ediciones más, tal vez no ha querido volver a tentar a la suerte.
Algo que muy probablemente hubiera decidido Chris Rock, si hubiera sabido con anticipación que, en su tercera presentación, su amigo y compañero Will Smith se iba a abalanzar sobre él propinándole un bofetón y, posteriormente, gritarle improperios desde la butaca.
Un momento tan bizarro, tan inesperado y chocante, que se ha convertido en el momento más desagradable de toda la historia de los Óscar, y que ha protagonizado encendidos debates a lo largo y ancho del mundo.

Una apuesta por la experiencia: Conan O´Brien
Los copresidentes de la Academia, Bill Kramer y Janet Yang, anunciaban así el nombre del maestro de ceremonias de la 97ª edición de los premios Óscar:
“Estamos encantados y honrados de que el incomparable Conan O’Brien sea el presentador de los Óscar este año. Es la persona perfecta para ayudar a dirigir nuestra celebración mundial del cine con su brillante humor, su amor por las películas y su experiencia televisiva en directo. Su notable capacidad para conectar con el público reunirá a los espectadores para hacer lo que los Óscar hacen mejor: honrar a las espectaculares películas y cineastas de este año”, comentaron.
O’Brien (Brookline, Massachusetts, 1963) posee una amplia experiencia como humorista y presentador, y un éxito contrastado como conductor del programa de televisión de “Late Night with Conan O´Brien”, más visto en Estados Unidos durante más de quince años.
Este culto y polifacético presentador, que recientemente ha estado en España visitando el Museo del Prado y recomendando su visita, es Doctor en Historia del Arte y posee una maestría en Yale. Además de haberse matriculado `magna cum laude´ en Harvard con estudios de Historia estadounidense y cultura hispanoamericana.
Sin duda presenta unas grandes cualidades para poder llevar la gala con un humor inteligente, que haga que el espectáculo sea divertido sin contrariar a los espectadores, ni generar grandes polémicas.
Fuente: Diario Libre
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