Las devastadoras inundaciones en el sur de Brasil han provocado graves daños a la economía local, dejando extensiones agrícolas inutilizables y fábricas paralizadas. A medida que se evalúan los daños, los actores involucrados buscan soluciones y piden más ayuda.
El presidente de la Federación de Agricultores de Rio Grande do Sul (Farsul), Gedeao Pereira, declaró que nunca antes se había visto pérdidas tan grandes. Las regiones centrales del estado fueron las más afectadas por la destrucción generalizada causada por las inundaciones.
Rio Grande do Sul, una de las principales economías de Brasil, sufrió recientemente un desastre climático que se cobró la vida de alrededor de 170 personas, dejó decenas de desaparecidos y más de 600,000 desplazados. Este fenómeno se ha vinculado con el calentamiento global.
La región se basa principalmente en la agricultura, con el cultivo de soja como una de las actividades principales. La industria se enfoca en la producción cárnica y manufacturera.
Casi el 90% de las fábricas resultaron afectadas y un estudio preliminar realizado por Farsul estima que los grandes propietarios sufrieron pérdidas de hasta 25 millones de reales (5 millones de dólares).
Los empresarios están discutiendo posibles soluciones y riesgos a futuro, como la necesidad de restablecer el transporte para reactivar la distribución de productos y materias primas. Además, se requieren ayudas financieras más sustanciales y se plantea la importancia de desarrollar planes de contingencia para futuros eventos climáticos extremos.
Otro desafío importante es evitar el éxodo laboral y garantizar el bienestar de los empleados afectados por la catástrofe. La región enfrenta una larga tarea de reconstrucción y recuperación que requerirá esfuerzo y colaboración de todos los sectores involucrados.
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