El representante de la embajada de Estados Unidos en La Habana, Benjamín Ziff, fue convocado a la cancillería por la "conducta injerencista" de Washington durante las protestas por los apagones y la escasez de alimentos en Santiago de Cuba.
El viceministro Carlos Fernández de Cossío expresó el rechazo a la conducta injerencista de EE.UU. y su embajada en Cuba, enfatizando que las protestas reflejan una situación desesperada en el país. Washington ha negado estar detrás de las manifestaciones pacíficas y ha mostrado su apoyo a los manifestantes cubanos.
En respuesta, el presidente Miguel Díaz-Canel criticó a los "infames" que se aprovechan del sufrimiento del pueblo cubano. Las protestas también se extendieron a otras ciudades como Bayamo y Santa Marta, con reportes de detenciones por parte de la organización de Derechos Humanos 11J.
El gobierno cubano responsabilizó directamente a Estados Unidos por la difícil situación económica en la que se encuentra el país, debido al bloqueo económico que ha sido reforzado en los últimos años. La inclusión de Cuba en la lista negra de patrocinadores del terrorismo ha complicado aún más la situación.
La escasez de combustible ha provocado cortes de electricidad en toda la isla, agravando la crisis. Esta situación ha llevado a un aumento de las protestas, que se han convertido en un desafío para el gobierno cubano.
Eliminar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo podría ayudar a aliviar la situación, permitiendo al país importar los suministros de combustible necesarios. Las autoridades han reconocido que la isla está completamente afectada por los apagones, incluida la capital.
En medio de esta crisis, las protestas continúan siendo una expresión de la insatisfacción y el descontento de la población cubana, que se ve afectada por la falta de alimentos, los apagones y la situación económica precaria.
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