El expresidente Donald Trump (2017-2021) está realizando movimientos políticos para suavizar su postura antiabortista, consciente de la oposición de la mayoría de los estadounidenses a políticas restrictivas. En un video publicado en su red Truth Social, Trump rechazó impulsar una prohibición nacional del aborto, sugiriendo que la legalidad debería ser decidida por cada estado. Este cambio de discurso se da en un contexto político en el que Trump busca ganar votos en estados clave donde el aborto es un tema crucial para los votantes, especialmente en estados indecisos como Florida.
A pesar de sus intentos por mostrarse menos radical, Trump ha sido identificado como un abanderado del antiabortismo debido a sus acciones anteriores, como haber nominado jueces conservadores para el Tribunal Supremo con el objetivo de revertir la sentencia Roe vs Wade que protegía el aborto a nivel federal. A pesar de los esfuerzos de Trump por atraer tanto a radicales conservadores como a votantes más moderados, organizaciones defensoras del derecho al aborto como Planned Parenthood mantienen la desconfianza hacia sus intenciones, argumentando que Trump firmaría cualquier ley restrictiva que se le presentara si tuviera la oportunidad de regresar a la Casa Blanca.
En contraste, el Partido Demócrata ha situado el aborto en el centro de su campaña, con el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris liderando la defensa de los derechos de las mujeres. La estrategia demócrata incluye fuertes inversiones en anuncios de televisión que critican la postura antiabortista de Trump, buscando movilizar a su base electoral en un tema tan relevante como es el derecho de las mujeres a decidir sobre su salud reproductiva.
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